A 50 años del Rodrigazo: el ministro nombrado por López Rega que fue a asumir en subte y subió el dólar 160%
Un viaje en subte que cambió la economía argentina
El 5 de junio de 1975 es una fecha que permanece grabada en la memoria colectiva de Argentina. Celestino Rodrigo, un ingeniero industrial convertido en ministro de Economía durante el gobierno de Isabel Perón, decidió asumir su cargo de una manera inusual: viajando en subte. A solo dos días de su nombramiento, Rodrigo se enfrentaría a uno de los desafíos económicos más críticos de la historia argentina, lanzando un paquete de medidas que desencadenaría una inusitada crisis económica.
El contexto del Rodrigazo
La Argentina de 1975 era un país marcado por la inestabilidad política y económica. Con el gobierno de Isabel Perón bajo la sombra de José López Rega, se palpaba un clima de incertidumbre. Las expectativas de los argentinos eran altas, pero la realidad económica se tornaba cada vez más complicada. Las tensiones inflacionarias y la creciente deuda externa presionaban sobre el gobierno. En este panorama, la llegada de Rodrigo era vista como una posible solución, aunque su enfoque radical generaría un impacto inesperado.
- Inflación y devaluación: En el contexto de la hiperinflación, las medidas de Rodrigo buscaban estabilizar la economía a través de un ajuste severo.
- Expectativas del pueblo: La frase que él pronunció: “Cuando mañana se conozcan las medidas, me matan”, reflejaba la tensión que sentía ante la inminente reacción popular.
Un ascenso fulminante
La mañana del 5 de junio, Celestino Rodrigo se trasladó solo en subte desde su hogar en Caballito hasta la Plaza de Mayo. Este gesto simbólico de humildad contrastaba drásticamente con las drásticas medidas que estaba a punto de implementar. En su trayecto, fue reconocido por varios pasajeros, lo que subrayaba su papel como figura pública en un momento crucial para el país.
Una vez en la Casa de Gobierno, se reunió con Isabel Perón y López Rega antes de dirigirse a su ministerio. Poco después de su llegada, el nuevo ministro anunció un paquete de medidas que incluía un aumento del 160% en el valor del dólar y un impuesto del 50% para quienes deseaban viajar al extranjero. Este conjunto de decisiones impactó a todos los sectores.
- Ajuste tarifario: Las tarifas de servicios públicos se ajustaron entre un 40% y un 70%, generando descontento inmediato entre la población.
- Reacción social: El estallido de protestas no se hizo esperar, y el clima de descontento iría en aumento.
Repercusiones a largo plazo
Las medidas implementadas por Rodrigo no solo causaron un impacto inmediato, sino que sentaron las bases para la economía argentina en las décadas siguientes. La combinación de ajuste fiscal y devaluación radical dificultó la vida cotidiana de millones de argentinos, llevando a un desencanto generalizado con el modelo económico del gobierno. La frase de Rodrigo sobre la necesidad de “producir como corresponde” resonaría, pero la realidad mostraba un país que se adentraba en un laberinto de dificultades.
“La historia no juzga solo las decisiones, sino las consecuencias de estas en la vida de las personas.”
La crisis provocada por el Rodrigazo no solo afectó la economía: se convirtió en un símbolo de la ineficacia del Estado y la desconexión entre el gobierno y la ciudadanía.
Un legado controversial
Hoy, a 50 años del Rodrigazo, es imprescindible reflexionar sobre las lecciones que se desprenden de esta experiencia. La figura de Celestino Rodrigo es recordada como la de un ministro que, en un intento por salvar la economía, se convirtió en un blanco de la indignación popular. Las decisiones tomadas aquel 5 de junio siguen provocando debates sobre el papel del Estado en la economía y cómo sus acciones pueden cambiar el curso de una nación.
- La historia se repite: ¿Estamos condenados a repetir los mismos errores de gestión económica?
- La memoria colectiva: Es fundamental que las nuevas generaciones comprendan el pasado para no caer en las mismas trampas.
Así, el Rodrigazo no es solo un hito en la historia económica argentina, sino un recordatorio de la necesidad de un diálogo constante entre el gobierno y la sociedad, así como de la responsabilidad que conlleva la toma de decisiones en un contexto de crisis.