Furiosa con la Corte, Cristina presiona a los senadores para ampliar el tribunal a 7 miembros
Por Juan Pérez · 16 Jun 2025 – 05:23 PM -03 Ver perfil
Imagen: EPA | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
La batalla por el control del máximo tribunal argentino
La reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha encendido una nueva controversia en el ámbito político argentino. Tras el fallo que confirmó la condena de Cristina Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación, la ex presidenta ha decidido pasar a la ofensiva, buscando ampliar el número de miembros del tribunal superior. Este movimiento podría tener repercusiones significativas no solo para su futuro político, sino también para la forma en que se imparte justicia en el país.
La estrategia de la ex mandataria
En un contexto donde la presión sobre el sistema judicial se intensifica, Cristina Kirchner ha convocado a los senadores de su bloque, Unión por la Patria (UxP), para avanzar en la agenda legislativa. Uno de los temas centrales es la ampliación de la Corte Suprema, que actualmente cuenta con cinco miembros. La propuesta que más eco ha tenido es la del salteño Juan Carlos Romero, que sugiere elevar la cantidad de jueces a siete.
La idea de incrementar los miembros del tribunal busca no solo un cambio en la composición judicial, sino también una representación más equitativa de género. En este sentido, los legisladores afirman que al menos tres de los nuevos miembros deberían ser mujeres, para alcanzar un 40% de representación femenina en la cúspide del poder judicial.
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Propuestas en juego: comparativas y matices
Existen diversas propuestas en discusión, cada una con sus propios matices y objetivos. La propuesta de Mónica Silva, por ejemplo, plantea la ampliación a nueve miembros, con un enfoque claro en la inclusión de al menos cuatro mujeres. Esta opción, aunque menos apoyada, refleja una preocupación por la equidad de género en un ámbito tradicionalmente dominado por hombres.
Por otro lado, la iniciativa de Romero se presenta como una alternativa más moderada. Al aumentar el número de jueces a siete, se busca una mayor diversidad sin comprometer en exceso el equilibrio de fuerzas en el tribunal. Sin embargo, este proyecto ha suscitado críticas por no garantizar una representación equitativa de género, lo que podría perpetuar dinámicas de poder desiguales.
- 5 miembros en la actual composición de la Corte.
- 7 miembros en la propuesta de Romero.
- 9 miembros en la propuesta de Silva, con al menos 4 mujeres.
La tensión política en el horizonte
La situación se complica aún más en un clima político tenso, donde el impulso legislativo de Cristina Kirchner enfrenta resistencias tanto internas como externas. La oposición, liderada por partidos de centro-derecha, ha manifestado su rechazo a cualquier intento de modificar la composición de la Corte, argumentando que se trata de un intento de interferir en la independencia judicial.
El debate sobre la ampliación de la Corte no se limita a cuestiones numéricas; también está imbuido de simbolismo. Para muchos, este es un intento de Cristina Kirchner de recuperar cierto control sobre un poder que percibe como adverso. La forma en que se desarrolle este proceso podría redefinir las reglas del juego político en Argentina, especialmente en un año electoral donde la incertidumbre y las tensiones sociales están a la orden del día.
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Perspectivas futuras y el impacto en el sistema judicial
La discusión sobre la ampliación de la Corte Suprema también plantea interrogantes sobre el futuro del sistema judicial argentino. La percepción de que el tribunal puede estar alineado políticamente con el oficialismo o la oposición puede afectar la confianza pública en la justicia. La independencia judicial es un pilar fundamental en cualquier democracia, y la manipulación o alteración de su estructura podría tener efectos perjudiciales en la gobernabilidad.
La presión que ejerce la ex mandataria sobre los senadores para acelerar este proceso refleja un cambio en la dinámica política argentina. Si el proyecto prospera, no solo se abriría una nueva etapa en la historia del poder judicial, sino que también se abrirían viejas heridas en el ya fracturado tejido político del país.