Truman Capote y el asesino que lo hizo callar: qué dice el libro que nunca terminó por ser demasiado fuerte

Por Juan Pérez · 16 Jun 2025 – 08:39 PM -03 Ver perfil

Las sombras de un crimen que paralizó a un maestro del relato

Un nuevo capítulo se abre en la vida de Truman Capote, una de las figuras más controvertidas de la literatura estadounidense, gracias a la revelación de manuscritos que nos llevan al corazón de una investigación que nunca concluyó. Este año, el Houston Chronicle desenterró documentos que revelan el oscuro trasfondo de su intento de narrar un caso de asesinatos en serie, un esfuerzo que llegó a ser demasiado perturbador incluso para el célebre autor de A sangre fría.

Un viaje a la locura: Houston y el horror de los asesinatos en serie

En 1974, Capote se trasladó a Houston, donde su intención era investigar la historia de Dean “Candyman” Corll y sus cómplices, acusados de la muerte de al menos 28 jóvenes. La ambición del autor era clara: quería replicar el impacto de su obra anterior, pero esta historia, tan llena de crueldad y dolor, lo llevó a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana.

28 asesinatos en un lapso de dos años
Corll y sus cómplices capturaron a víctimas en Houston
El caso se convirtió en un símbolo de la oscuridad de la vida suburbana estadounidense

Como se preguntó Capote, “¿cómo era posible que esta gente gregaria que vivía en sus casas de paredes delgadas, tan juntas, no se enterara de los gritos, los disparos, el tráfico de cadáveres en el número 2020?” En su búsqueda de respuestas, el autor se encontró con un abismo de horror que amenazaba con consumirlo.

El dilema de la representación: una historia demasiado real

La investigación de Capote se detuvo no solo por el horror del relato que enfrentaba, sino también por cuestiones éticas y morales. En sus propias palabras, la “crueldad deliberada” fue un concepto que le resultó insoportable. Su interés por la verdadera naturaleza del crimen se tornó en una lucha interna: ¿hasta dónde estaba dispuesto a empujar los límites de su escritura?

En el capítulo titulado “Autorretrato” de su libro Los perros ladran, Capote reflexiona sobre lo que realmente le escandaliza. Sus palabras resuenan con fuerza en un contexto donde la violencia parece convertirse en un espectáculo cotidiano. La crueldad, tanto verbal como física, se presenta como un enemigo común, un eco del sufrimiento humano que el autor no pudo soportar retratar.

Un legado inconcluso: el impacto de lo no dicho

Los manuscritos de Capote revelan no solo un intento de narrar un horror, sino también un retrato de la sociedad estadounidense de su tiempo. Al desenterrar esta historia, el Washington Post había anticipado la misma inversión que había tenido en su obra anterior, con la esperanza de que el nuevo relato capturara la imaginación del público. Sin embargo, el silencio que siguió a su investigación dejó una marca indeleble en su carrera.

La falta de publicación de este libro no solo ha generado especulación sobre la salud mental del autor, sino que también plantea preguntas más profundas sobre la responsabilidad del escritor frente a la realidad. ¿Es posible que, en su afán por entender el mal, Capote se haya encontrado con una verdad tan perturbadora que decidió callar?

Reflexiones sobre el horror y la escritura

El silencio de Truman Capote en torno a esta investigación es, en sí mismo, un testimonio del poder de la narrativa y sus límites. Este caso nos invita a reflexionar sobre la relación entre el arte y la realidad, un tema que sigue siendo relevante en un mundo que parece confrontar una y otra vez el mismo ciclo de violencia y sufrimiento.

En un momento donde el verdadero crimen se ha convertido en objeto de fascinación, la historia de Capote sobre Dean Corll se erige como un recordatorio de que no todo horror puede ser convertido en narrativa. En su búsqueda de respuestas, el maestro encontró no solo la esencia del mal, sino un abismo que lo llevó a la introspección y, finalmente, al silencio.