Mariana Callejas, la espía banal

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Por Juan Pérez · 18 Jun 2025 – 06:07 AM -03 Ver perfil

El rostro cotidiano de la violencia política En un rincón del turbulento Chile de los años 70, una mujer común se enredó... Descubre más sobre lucha, revela,...

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El rostro cotidiano de la violencia política

En un rincón del turbulento Chile de los años 70, una mujer común se enredó en la trama de una historia que, aunque cargada de horror, también revela la banalidad del mal. Mariana Callejas, una ama de casa con aspiraciones literarias, se convirtió en un engranaje de la maquinaria represiva de la dictadura de Augusto Pinochet, dejando una estela de terror que afectó no solo a sus víctimas, sino también a la sociedad chilena en su conjunto.

Una vida de contradicciones

La biografía de Mariana Callejas es un viaje a través de un laberinto de decisiones y circunstancias. Nacida en un entorno que podría haberla llevado por caminos de creatividad y expresión, su vida tomó un giro inesperado al casarse a los 19 años y mudarse a un kibutz en Israel. Sin embargo, su destino la llevó de regreso a América, donde estableció su vida familiar en Nueva York y comenzó a escribir. Este aparente anhelo de normalidad se vería eclipsado por su participación en actos terroristas.

La elección de dedicarse al espionaje y la violencia política transforma a Callejas en un personaje multifacético. Su historia se entrelaza con la de su tercer esposo, Michael Townley, un hombre que también se involucró en la DINA, la policía secreta que operaba con mano de hierro bajo el régimen de Pinochet. La banalidad de sus ocupaciones cotidianas contrasta con la magnitud de sus actos criminales.

Juan Cristóbal Peña durante la presentación del libro Letras torcidas. Un perfil de Mariana Callejas, en la UDP. Gentileza, editorial UDP.

Foto: Gamma-Rapho | © 2025 InfoNow Noticias

El asesinato de Carlos Prats: un acto de terror en la oscuridad

El 30 de septiembre de 1974, una noche aparentemente tranquila en Palermo, Buenos Aires, se tornó en tragedia. Carlos Prats, el excomandante en jefe del Ejército de Chile, fue asesinado junto a su esposa, Sofía Cuthbert, por un atentado que marcó un antes y un después en la historia del exilio chileno. La explosión de su auto, una acción calculada y meticulosamente planificada, fue el resultado del accionar de Callejas y Townley, quienes actuaron no solo como agentes del terror, sino como un trágico recordatorio de las decisiones que deshumanizan a las personas.

Las implicaciones de este atentado fueron profundas. No solo acabó con la vida de dos personas, sino que también desencadenó una ola de temor entre los opositores al régimen de Pinochet, quienes comenzaron a ser conscientes de que la violencia era un método de control. Todo esto se desarrolla en un contexto donde los derechos humanos eran sistemáticamente violados, creando un clima de miedo y desconfianza.

La normalidad en el horror

La vida de Mariana Callejas es un reflejo de cómo lo cotidiano puede mezclarse con lo extraordinario. La dualidad de su existencia plantea preguntas profundas sobre la naturaleza del bien y el mal. ¿Cómo es posible que alguien que se presenta como una madre y esposa también pueda ser responsable de actos tan atroces? Su historia se convierte en un espejo de la realidad de muchos chilenos que, en su búsqueda de sobrevivir, se vieron obligados a tomar decisiones moralmente cuestionables.

A pesar de sus crímenes, Callejas continuó escribiendo, explorando en sus obras el conflicto interno que la acompañaba. Su pluma se transforma en un medio para confrontar no solo su pasado, sino también la historia política de un país que todavía lucha por reconciliarse con sus demonios.

Mariana Callejas en la casa de Lo Curro. Archivo Histórico - Cedoc Copesa

Crédito: AFP – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias

El legado de una figura compleja

El impacto de Mariana Callejas en la historia del terrorismo estatal en Chile es innegable. Su vida y acciones nos invitan a reflexionar sobre el papel de las mujeres en la política y la violencia, a menudo relegadas a un segundo plano en los relatos históricos. La banalidad del mal, como concepto, se vuelve palpable cuando se observa a una mujer que, en la búsqueda de sentido y propósito, se convierte en perpetradora de atrocidades.

A través de la figura de Callejas, se evidencian las complejas intersecciones entre la vida personal y lo político, el amor y el odio, lo cotidiano y lo extraordinario. Su historia es un recordatorio escalofriante de cómo la historia puede ser moldeada por aquellos que, en apariencia, son comunes y corrientes.

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