Los panificados de “La Corpeñita”… imposibles de olvidar
Un legado familiar que perdura en el tiempo
En el corazón de Corpus Christi, la panadería “La Corpeñita” sigue siendo un símbolo de tradición y sabor. Fundada por Eliezer “Barón” Pitana en la década de los 60, este emporio ha dejado una huella imborrable en la comunidad, recordada con cariño por quienes crecieron entre sus panes y dulces.
Recuerdos de una infancia en el negocio familiar
Alberto Pitana, actual custodio de la memoria familiar, comparte con nostalgia cómo, a los 8 años, su vida dio un giro cuando su familia se trasladó de Colonia Cazador a Corpus Christi tras adquirir “La Corpeñita” a Don Ramón Larraburu. Su infancia estuvo marcada por el aroma del pan recién horneado y las risas compartidas en el negocio familiar. “Era un lugar donde todos se sentían bienvenidos”, recuerda Alberto, quien destaca la importancia de ese espacio no solo como un comercio, sino como un punto de encuentro para la comunidad.
Un legado que trasciende generaciones
Hoy, a sus 75 años, Alberto se siente orgulloso de haber crecido en un ambiente donde el trabajo y la dedicación eran el pan de cada día. “La Corpeñita no solo vendía pan, sino que creaba lazos”, afirma con emoción. La panadería ha pasado de mano en mano, pero el espíritu de la familia Pitana sigue vivo en cada bocado, convirtiéndola en un lugar imposible de olvidar para quienes han tenido la suerte de disfrutar de sus productos.