“Muchas enfermedades pueden prevenirse o tratarse entrenando la fuerza”, afirman cardiólogos: todos los beneficios

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Por Carlos López · 24 Jun 2025 – 05:44 AM -03 Ver perfil

 La fuerza como pilar de la salud integral: una nueva perspectiva médica En un mundo donde la inactividad se ha conv... Descubre más sobre beneficios, di...

Imagen: Zuma Press | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias

La fuerza como pilar de la salud integral: una nueva perspectiva médica

En un mundo donde la inactividad se ha convertido en la norma, el mensaje de los profesionales de la salud se hace cada vez más claro: entrenar la fuerza debe ser una prioridad. Este enfoque está respaldado por cardiólogos y expertos en medicina deportiva, quienes destacan los beneficios de incorporar el entrenamiento de fuerza en la rutina diaria de las personas de todas las edades. La pregunta que surge es, ¿cómo afecta esto a nuestra salud y bienestar general?

El poder de la musculatura: más allá de la estética

El entrenamiento de fuerza se asocia tradicionalmente con la mejora de la apariencia física, pero sus beneficios van mucho más allá. Los estudios demuestran que una mayor masa muscular puede ayudar a regular el metabolismo, lo que significa que el cuerpo quema más calorías en reposo. Esto se traduce en un control más efectivo del peso y, al mismo tiempo, contribuye a prevenir enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Además, el fortalecimiento de los músculos juega un papel crucial en la prevención de lesiones y el mantenimiento de la movilidad a medida que envejecemos. La pérdida de masa muscular, conocida como sarcopenia, puede comenzar a manifestarse a partir de los 30 años, lo que hace que iniciar un régimen de entrenamiento de fuerza sea fundamental antes de llegar a la tercera edad.

El objetivo, evitar la fragilidad, la sarcopenia y la invalidez. Foto Shutterstock.

Crédito: UPI – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias

Un enfoque integral para la salud cardiovascular

Una de las grandes revelaciones de la medicina contemporánea es que el entrenamiento de fuerza no solo beneficia los músculos, sino que también tiene un impacto significativo en la salud cardiovascular. Investigaciones recientes indican que este tipo de ejercicio puede disminuir la presión arterial, mejorar los niveles de colesterol y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Esto es especialmente relevante en un país como Argentina, donde las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte.

Un programa balanceado que combine entrenamiento cardiovascular y de fuerza ofrece una sinergia que optimiza la salud del corazón. Por ejemplo, realizar ejercicios de fuerza en combinación con ejercicios aeróbicos puede potenciar el rendimiento físico y la salud general del individuo.

La flexibilidad: un elemento clave en el entrenamiento de fuerza

Contrario a la creencia popular, el entrenamiento de fuerza no implica únicamente levantar pesas. Incluir ejercicios de flexibilidad y movilidad es esencial para evitar lesiones y mejorar el rendimiento. Incorporar rutinas de estiramiento, yoga o pilates puede ser una excelente manera de complementar los ejercicios de fuerza, promoviendo así una salud musculoesquelética más completa.

La flexibilidad también ayuda a mejorar la postura, algo vital en un mundo donde pasamos horas sentados frente a pantallas. Mantener una buena alineación del cuerpo no solo previene dolores y molestias, sino que también mejora la confianza y la calidad de vida general.

El trabajo de fuerza es fundamental sobre todo a partir de los 40. Foto Shutterstock.

© Corbis – 2025 | © 2025 InfoNow Noticias

Cómo empezar: estrategias para la incorporación del entrenamiento de fuerza

Para aquellos que se sienten intimidados por la idea de comenzar un programa de entrenamiento de fuerza, es importante recordar que no es necesario ser un experto para iniciar. Aquí hay algunas recomendaciones prácticas:

  • Comenzar con ejercicios básicos: Movimientos como sentadillas, flexiones y dominadas son accesibles y efectivos.
  • Establecer una rutina consistente: Hacer al menos dos sesiones semanales de entrenamiento de fuerza puede marcar la diferencia.
  • Buscar orientación profesional: Si es posible, trabajar con un entrenador personal puede ayudar a optimizar la técnica y a diseñar un programa adaptado a las necesidades individuales.

Lo esencial es encontrar un enfoque que funcione para cada persona, teniendo en cuenta su estilo de vida, sus preferencias y su estado de salud. En este sentido, es fundamental escuchar al cuerpo y adaptarse a sus necesidades a medida que se avanza en el proceso.

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