Le quitan el celular a un adolescente y termina en urgencias: el caso desconcierta
Por Ana Martínez · 01 Jul 2025 – 03:26 AM -03 Ver perfil
Crédito: Associated Press – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
La angustia de la desconexión: un caso que revela la dependencia juvenil
En un mundo donde la tecnología se ha convertido en una extensión de nuestra identidad, un caso en Turín abre un debate sobre la salud mental de los jóvenes. Un adolescente, tras la confiscación de su teléfono móvil, fue llevado a urgencias con un cuadro severo de agitación psicomotora. Este suceso, que involucra a una víctima de la omnipresencia digital, resalta la creciente problemática de la dependencia de los dispositivos móviles entre los jóvenes, una cuestión que desborda los límites del simple entretenimiento y entra en el ámbito de la salud mental.
Un fenómeno global: la nomofobia
La nomofobia, término acuñado para describir el miedo irracional a estar sin teléfono móvil, se ha convertido en un fenómeno alarmante en la sociedad contemporánea. Según la Clínica López Ibor, especializada en salud mental, este comportamiento compulsivo está vinculado a la necesidad de estar constantemente conectados. La dependencia se presenta de maneras sutiles pero preocupantes, alterando la forma en que los jóvenes interactúan con su entorno y con ellos mismos.
Las estadísticas son desalentadoras. Como indica Mariana García, médica psiquiatra de los Centros de Diagnóstico DIM, entre el 60% y el 70% de los jóvenes de entre 18 y 35 años experimentan algún síntoma relacionado con esta fobia moderna. Este problema no se limita a un grupo específico: afecta tanto a estudiantes universitarios como a adolescentes de secundaria, quienes ven sus emociones y su bienestar condicionados por la disponibilidad de su dispositivo.
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Un episodio alarmante en el hospital San Luigi
El joven que fue llevado al hospital San Luigi en Orbassano presentaba síntomas que recordaban a los de una abstinencia de sustancias. De acuerdo con el profesor Gianluca Rosso, médico cirujano y docente en la Universidad de Turín, no es un caso aislado. En su práctica cotidiana, frecuentemente se encuentra con adolescentes que manifiestan reacciones extremas ante la falta de su celular. Este tipo de casos plantea serias interrogantes sobre la salud mental de la juventud actual.
El impacto de la falta de acceso a un dispositivo móvil puede ser devastador. Los síntomas incluyen:
- Agitación psicomotora.
- Ansiedad y depresión.
- Desconcentración y dificultad para socializar.
La investigación del fenómeno ha revelado que la conexión constante a través de las redes sociales puede estar alimentando un ciclo de ansiedad, donde la validación social se mide en “me gusta” y comentarios, reforzando la dependencia a estos dispositivos.
Implicaciones sociales y familiares
La situación en Turín resuena en múltiples contextos, incluyendo el argentino, donde la penetración de smartphones es notable. En un país donde las dinámicas familiares se ven afectadas por la tecnología, la relación entre padres e hijos puede resultar tensa. La necesidad constante de los adolescentes de estar conectados no solo altera su comportamiento, sino que también afecta su rendimiento académico y sus relaciones interpersonales.
Los padres, muchas veces desbordados, se enfrentan a un dilema: ¿cómo establecer límites saludables sin alienar a sus hijos? Es fundamental crear un espacio de diálogo y comprensión, donde se exploren los riesgos de la hiperconexión. El desafío radica en encontrar un equilibrio entre la tecnología y el bienestar emocional.
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Perspectivas a futuro: educación y prevención
La solución a esta problemática debe ser integral. Incluir la educación sobre el uso responsable de la tecnología en los programas escolares podría ser un primer paso significativo. Instituciones educativas y familias deben trabajar juntas para ofrecer herramientas que permitan a los jóvenes desarrollar una relación más saludable con sus dispositivos.
En este contexto, la colaboración con profesionales de la salud mental es esencial. Realizar talleres y charlas sobre los efectos del uso descontrolado del celular puede contribuir a concienciar a la población joven sobre la importancia de desconectarse. Fomentar un ambiente en el que las relaciones interpersonales y el bienestar emocional primen sobre la hipervigilancia digital puede ser la clave para mitigar el impacto de la nomofobia.