“Remodelaron dos cuartos para recibirlos”: el día después de la tragedia por monóxido en Devoto y el recuerdo de una familiar
Por Carlos López · 02 Jul 2025 – 12:37 PM -03 Ver perfil
Crédito: Zuma Press – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
Devoto, un barrio en luto tras la tragedia familiar
La comunidad de Devoto se encuentra sumida en un profundo dolor tras la tragedia que ha marcado la vida de la familia Nastchokine. El monóxido de carbono, invisible y silencioso, ha cobrado la vida de cinco seres queridos en una vivienda que estaba lista para recibirlos. Este suceso ha dejado una herida abierta en el corazón de un barrio que ahora enfrenta la difícil tarea de reconstruir su sentido de normalidad.
Un encuentro que nunca debió ocurrir
La llegada de la familia Nastchokine a Buenos Aires se había esperado con alegría. El lunes, Andrés, que vivía en Italia, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza junto a su esposa francesa y sus dos hijos, un momento que debería haberse llenado de sonrisas y abrazos. Sin embargo, el martes, esa alegría se tornó en tragedia en la calle Sanabria 3768.
El hecho ha dejado un vacío irreparable. La sobrina de Demetrio, María Elena, se encuentra ahora sola en el umbral de la casa donde el amor familiar debería haber reinado. “Ahora no tengo tíos”, susurra, mientras su hijo de 14 años junta peluches para decorar los cuartos que fueron remodelados para recibir a sus primos.
Imagen: Gamma-Rapho | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
El impacto en la comunidad
La noticia ha sacudido a los residentes de Devoto. La violencia del suceso ha permeado plazas, calles y comercios, donde la tristeza se siente en el aire. Los vecinos, en un gesto de solidaridad, han comenzado a organizarse para brindar apoyo a la familia en estos momentos de dolor.
- 5 víctimas del accidente: Demetrio (79), Graciela Leonor Just (73), Andrés (43), su pareja y su hija de 4 años.
- 1 sobreviviente: un bebé de 1 año.
La comunidad ha comenzado a compartir historias y recuerdos de los Nastchokine, un reflejo del espíritu de unidad que caracteriza a los barrios en tiempos de crisis. “Somos una familia”, dice un vecino, que suma su voz al coro de lamento. Cuando uno sufre, todos sufrimos juntos.
Recuerdos que perduran
María Elena no puede evitar recordar los momentos felices. “Siempre había risas en las reuniones familiares”, dice. La casa en Sanabria era un refugio de amor y calidez. Sin embargo, ahora representa un lugar de duelo, un recordatorio de lo efímero de la vida y la fragilidad de la existencia humana.
Los recuerdos de estas celebraciones familiares, adornadas con risas y juegos, son ahora un eco lejano, un susurro de lo que pudo ser. Cada rincón de la casa narra una historia de amor y ahora también de pérdida. “La vida es un suspiro”, reflexiona María Elena, contemplando la habitación que estaba lista para recibir a su familia.
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La lucha por la recuperación
Mientras la familia llora la pérdida de sus seres queridos, queda una esperanza: el bebé que sobrevivió. Su destino se encuentra en manos de los médicos del hospital Gutiérrez, donde María Elena se dirige con la incertidumbre de la separación. “No sé cómo sigue esto”, dice con la voz entrecortada, reflejando la angustia que acompaña a todo aquel que enfrenta la adversidad.
- Estado del bebé: bajo observación médica.
- Hospital: Gutiérrez.
La recuperación será un proceso lento y doloroso, no solo para el pequeño, sino para toda la familia y la comunidad. Los lazos de solidaridad se han tejido rápidamente, ofreciendo consuelo en medio del caos. Devoto es un barrio que, a pesar del dolor, se une para enfrentar la tragedia y ayudar a quienes han quedado atrás.