Aristóteles, sobre la felicidad: qué dice su filosofía para ser feliz cada día

Por Juan Pérez · 14 Jul 2025 – 12:20 PM -03 Ver perfil
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La búsqueda de la felicidad según Aristóteles y su relevancia en nuestra vida cotidiana
En un mundo donde el estrés y la insatisfacción parecen ser moneda corriente, la búsqueda de la felicidad se convierte en un desafío constante. Los pensamientos de Aristóteles, uno de los filósofos más influyentes de la historia, ofrecen una perspectiva profunda y atemporal sobre este anhelo humano. A través de su obra, los principios de la virtud y la razón surgen como pilares fundamentales para alcanzar una vida plena, no solo para el individuo, sino también para la comunidad en su conjunto.
La felicidad como actividad y no como estado
En la filosofía de Aristóteles, la felicidad no es un estado efímero, sino una actividad que se construye día a día. Esta noción se aleja de la idea de que la felicidad es un destino al que se llega. En cambio, el filósofo griego enfatiza que la verdadera realización personal se encuentra en el ejercicio de la virtud. Para él, cultivar nuestras virtudes a través de acciones diarias es esencial para acercarnos a un estado de felicidad duradera. Este concepto se convierte en una invitación a reflexionar sobre nuestras decisiones y comportamientos cotidianos.
Las virtudes, según Aristóteles, no surgen de la nada; se desarrollan a través de la práctica constante. Actuar con excelencia moral, buscar el equilibrio en nuestras acciones y cultivar la sabiduría son elementos que nos permiten encontrar la felicidad. En este sentido, cada uno de nosotros tiene el poder de moldear su propio destino a través de sus elecciones diarias.
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Las tres formas de vida en la búsqueda de la felicidad
En su obra ‘Ética a Nicómaco’, Aristóteles identifica tres estilos de vida que buscan la felicidad: la vida dedicada al placer, la vida política y la vida contemplativa. La primera de estas formas se centra en la búsqueda de placeres sensibles. Aunque el filósofo reconoce que el placer acompaña a la actividad virtuosa, también advierte que esta forma de vida se asemeja más a la existencia de los animales. Es un enfoque que, aunque puede otorgar satisfacción momentánea, no involucra el uso pleno de la razón ni de la virtud.
Por otro lado, la vida política, en la concepción de Aristóteles, implica un compromiso activo en la búsqueda del bien común. En este contexto, el ser humano es visto como un “animal político” que prospera en comunidad. La política, según el filósofo, no es un mero ejercicio de poder, sino una ciencia práctica que tiene como objetivo la felicidad de todos. Esto resuena con el entorno contemporáneo, donde el compromiso cívico y la participación en asuntos comunitarios son fundamentales para el bienestar social.
La vida contemplativa: el culmen de la felicidad
La vida contemplativa se presenta como la forma más elevada de existencia en la búsqueda de la felicidad, según Aristóteles. Este estilo de vida se centra en el desarrollo intelectual y el cultivo del pensamiento crítico. La contemplación permite a los individuos acercarse a la verdad y a la comprensión profunda de la realidad. En una sociedad llena de distracciones y superficialidades, el retorno a la reflexión profunda se torna un acto de resistencia y un camino hacia la auténtica felicidad.
La contemplación no solo es un ejercicio individual, sino que puede ser compartida en diálogos y debates, enriqueciendo así la vida comunitaria. En este sentido, los ciudadanos pueden encontrar en la filosofía un refugio frente a la rutina y el caos del día a día, al mismo tiempo que contribuyen a un diálogo enriquecedor en la sociedad.
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Practicando la filosofía en la vida cotidiana
Incorporar los principios aristotélicos en la vida diaria puede parecer un reto, pero pequeñas acciones pueden tener un impacto significativo. Tomarse un tiempo para reflexionar sobre nuestras decisiones, buscar la excelencia en nuestras interacciones y participar activamente en la vida política de nuestra comunidad son pasos que nos acercan a la felicidad.
En la actualidad, donde las redes sociales y el ritmo acelerado de la vida pueden nublar nuestra percepción del bienestar, recordar las enseñanzas de Aristóteles puede ofrecer una brújula moral y un camino claro hacia la felicidad genuina. La virtud, el equilibrio y la contemplación son recursos poderosos que todos podemos cultivar, transformando así nuestro día a día en una búsqueda de plenitud y realización personal.