El Gobierno disolvió la Comisión Nacional de Alimentos
Por Juan Pérez · 05 Aug 2025 – 02:30 AM -03 Ver perfil
Imagen: Gamma-Rapho | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
Un cambio de paradigma en la regulación alimentaria nacional
El reciente anuncio del Gobierno argentino acerca de la disolución de la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) ha provocado un revuelo notable en el ámbito de la regulación alimentaria. Este organismo, que operaba desde 1999, ahora cede su lugar a una reestructuración que tiene como protagonistas a los ministerios de Salud y Economía. La medida parece apuntar a una simplificación del sistema de control, pero sus implicaciones son profundas y afectan a diversos actores en la cadena de producción y comercialización de alimentos.
Las motivaciones detrás de la disolución
La decisión, formalizada en el Decreto 538/2025, busca racionalizar estructuras administrativas y evitar duplicidades. En tiempos donde la agilidad en los procesos es crucial, el Gobierno considera que el actual estado de las instituciones, como el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), permite una coordinación más efectiva. Esta simplificación se presenta como una solución ante la complejidad de un sistema que, en ocasiones, se ha visto incapaz de responder a las demandas del mercado.
En este sentido, el Gobierno argumenta que la asignación de funciones a organismos ya consolidados permitirá una gestión más eficiente. Esta reconfiguración podría tener un impacto positivo en la rapidez con la que se aprueban nuevos productos y normativas, un factor crítico en un sector donde la innovación es constante.
Implicaciones para la seguridad alimentaria
El cambio en la estructura de regulación alimentaria no solo tiene repercusiones administrativas; también plantea preocupaciones sobre la seguridad alimentaria. La disolución de un organismo especializado como la CONAL puede ser vista como una pérdida de un espacio de discusión y consenso. En una época donde la confianza del consumidor es un activo valioso, la forma en que se maneje esta transición será crucial para mantenerla.
Uno de los retos será garantizar que la actualización y modificación del Código Alimentario Argentino (CAA) se realice con la misma rigurosidad y experticia que caracterizaban a la anterior comisión. La participación activa de expertos en el área será fundamental para asegurar que los estándares de calidad y seguridad se mantengan altos, evitando así crisis alimentarias que puedan poner en riesgo la salud pública.
Reacciones del sector y la sociedad civil
La disolución de la CONAL ha suscitado una variedad de reacciones. Desde el sector agroindustrial, algunos ven la medida como un paso necesario hacia la modernización de un sistema que, de acuerdo con sus críticas, estaba anclado en estructuras burocráticas anticuadas. Sin embargo, también hay voces que se oponen, advirtiendo sobre la necesidad de contar con un organismo independiente que supervise y gestione la complejidad del sistema alimentario.
Organizaciones de consumidores han expresado su preocupación, señalando que esta reestructuración puede debilitar las protecciones existentes. En un país donde la calidad de los alimentos es un tema sensible, el temor a una regulación laxa podría generar una pérdida de confianza en el sistema alimentario. En este contexto, es esencial que el Gobierno actúe con transparencia y mantenga informada a la ciudadanía sobre los cambios y sus posibles repercusiones.
Perspectivas futuras y desafíos inmediatos
El futuro del sistema de regulación alimentaria en Argentina se presenta lleno de desafíos. La responsabilidad ahora recae en los ministerios de Salud y Economía para demostrar que pueden asumir esta nueva carga sin comprometer la calidad y la seguridad de los alimentos que consumimos. La creación de un marco de trabajo claro y eficiente será fundamental para evitar confusiones y garantizar que las responsabilidades estén bien delimitadas entre los diferentes actores involucrados.
A medida que se avanza en la implementación de estos cambios, la sociedad argentina estará atenta a cómo se desarrollan los acontecimientos. Los consumidores, productores y reguladores deberán trabajar de la mano en un momento crucial para la seguridad alimentaria del país. La agilidad en la regulación no debe comprometer la salud de la población; el equilibrio será la clave.