Miedo a los hijos: los disparates que habilitan los padres de adolescentes y por qué hay que decir basta urgente
Por Carlos López · 05 Aug 2025 – 05:50 AM -03 Ver perfil
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La presión social y el desconcierto de la crianza contemporánea
En un contexto donde el miedo y la ansiedad parecen dominar el panorama educativo y social, se manifiestan situaciones que ponen en jaque los principios de crianza. Los actores principales son, en este caso, tanto los padres como las instituciones educativas, quienes, al buscar lo mejor para sus hijos, se ven arrastrados por una vorágine de expectativas desmedidas que afectan a los jóvenes. Esta presión, producto del deseo de complacer y de evitar el “malestar” social, puede tener efectos devastadores en la formación de la identidad de nuestros adolescentes.
Un egreso marcado por excesos
La experiencia que me comparte Alicia, una madre preocupada por el egreso de su hija de quinto año, es un claro reflejo de esta problemática. Se encuentra en medio de un despliegue de gastos innecesarios y de decisiones impulsivas que no solo afectan a su economía familiar, sino también a los valores que pretende inculcar en su hija. El costo de la fiesta de egresados, que asciende a 15.000 dólares para contratar un artista, no es solo un número, es un símbolo del descontrol en el que los padres se ven inmersos.
Los adolescentes, en este caso, se ven empujados a participar de una celebración que les promete un momento de euforia, pero que oculta el peligro de las expectativas y de la superficialidad. ¿Qué mensaje estamos enviando al permitir que el deseo de una fiesta ostentosa sobrepase el sentido común y la responsabilidad?
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Los valores en juego
En medio de esta insensatez, surge la voz de los adolescentes que, como la hija de Alicia, comienzan a volver a sus raíces. El comentario de que con esa suma se podría ayudar a comedores escolares es un testimonio profundo de la conciencia social que poseen muchos jóvenes hoy en día. Sin embargo, el entorno en el que se desenvuelven parece no acompañarlos. La presión ejercida por la cultura del “todo vale” y la necesidad de encajar puede llevar a decisiones que contradicen sus propios principios.
Es fundamental que los padres reflexionen sobre el verdadero significado de cuidar a sus hijos. ¿Estamos cuidando o estamos sobreprotegidos? La respuesta se encuentra en el enfoque que cada familia decida adoptar. En lugar de ceder ante el miedo, deberíamos fomentar espacios de diálogo y de respeto, donde los valores auténticos tengan un lugar protagónico.
La responsabilidad compartida de la comunidad
La responsabilidad de educar no recae únicamente en los padres, sino que es un compromiso comunitario. Las escuelas, las organizaciones sociales y las comunidades deben trabajar juntas para ofrecer alternativas más saludables y sostenibles. En comparación con las fiestas de egresados que se han vuelto un circo de excesos, podríamos considerar la creación de eventos que promuevan la unión, la solidaridad y el compromiso social.
- Actividades solidarias: Organizar eventos donde los chicos puedan colaborar y aportar a una causa, como la recolección de alimentos.
- Fiestas temáticas: Proponer celebraciones que giren en torno a valores, como el arte, la música o el deporte.
- Charlas y talleres: Incorporar espacios de reflexión sobre las implicaciones del consumo y el significado de la celebración.
Estas iniciativas no solo pueden aliviar la presión que sienten los adolescentes, sino que también pueden reforzar la idea de que la verdadera celebración radica en el acompañamiento y el respeto mutuo, lejos de la ostentación.
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Un llamado a la acción
Es tiempo de que los padres tomen la iniciativa y digan basta a las prácticas que fomentan el miedo y la ansiedad entre sus hijos. La frase que resuena en este contexto es clara: “Porque te quiero, te cuido”. Esta afirmación debe ser el norte en la crianza de nuestros jóvenes. Es momento de replantearnos qué tipo de legado queremos dejar.
La lucha no es sencilla, y puede parecer que estamos nadando contra corriente, pero si los padres y la comunidad se unen, es posible transformar este desmadre en una experiencia enriquecedora. La crianza respetuosa no significa renunciar a la diversión, sino encontrar un equilibrio donde el amor y el cuidado prevalezcan sobre el miedo y la presión social.