A los 90 años festejó su primer Gran Campeón junto a la cuarta y quinta generación de criadores Shorthorn

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Por Carlos López · 24 Jul 2025 – 06:32 AM -03 Ver perfil

Un legado de pasión y tradición en la ganadería argentina La ganadería argentina vive un hito significativo con el recon... Descubre más sobre sostenibles, c...

Foto: Lehtikuva | © 2025 InfoNow Noticias

Un legado de pasión y tradición en la ganadería argentina

La ganadería argentina vive un hito significativo con el reconocimiento de un Gran Campeón Macho en la Rural de Palermo, un evento que une generaciones y celebra la historia de la familia Landívar en la cría de la raza Shorthorn. A sus 90 años, Miguel Angel Landívar no solo se corona como criador, sino que también rinde homenaje a su linaje y a la evolución de una tradición que ha perdurado más de un siglo. Este acontecimiento, que involucra a la cuarta y quinta generación de criadores, resuena en toda la comunidad ganadera argentina.

La historia detrás del Gran Campeón

El camino hacia el Gran Campeón no fue fácil, pero estuvo marcado por una dedicación inquebrantable y un profundo conocimiento del oficio. Miguel Angel Landívar, quien dirige la cabaña San Miguel, recuerda cómo su padre adquirió su primer toro en la Feria de Palermo a principios de los años 50. La búsqueda de ejemplares perfectos ha estado en el ADN de la familia desde sus inicios:

  • En 1920, su padre adquirió las primeras vacas de pedigree de la cabaña Cinco Lomas.
  • La cabaña San Miguel creció hasta contar con 5.000 madres en su rodeo.
  • Más de 40 años de participación en la Rural de Palermo, sembrando un legado.

Esta historia no solo es un legado familiar, sino también un reflejo de la evolución de la ganadería argentina, que ha sabido adaptarse a los cambios del mercado y a las demandas de un mundo en constante transformación.

Un evento que trasciende generaciones

La presencia de las nuevas generaciones en este evento es un testimonio del compromiso de la familia Landívar con la crianza de Shorthorn. La cuarta y quinta generación, representada por Javier Picco y Miguel Angel Durando, han aprendido y se han nutrido de la experiencia de Miguel Angel, quien ha sido un pilar en la formación de su conocimiento. Esta unión entre generaciones es fundamental en un sector donde la tradición y la innovación deben coexistir.

El Gran Campeón Macho no solo simboliza un logro personal para Miguel Angel, sino que también representa un avance significativo para la raza Shorthorn, la cual ha sido fundamental en la construcción de la identidad ganadera del país. La emoción de ser parte de este evento, en el que se celebra la tradición y la excelencia, es palpable no solo para la familia Landívar, sino para todos los que comparten esta pasión.

Desafíos y oportunidades en el presente

A pesar de los logros, el sector ganadero enfrenta desafíos permanentes que requieren adaptabilidad y visión. La globalización y las nuevas tecnologías han cambiado las reglas del juego, pero también han abierto oportunidades para mejorar la calidad genética y la producción. En este contexto, la historia de la familia Landívar se convierte en un ejemplo de cómo la tradición puede y debe coexistir con la innovación. Miguel Angel reflexiona sobre la importancia de no perder de vista los valores que se han transmitido a lo largo de los años:

  • Un enfoque en la salud y bienestar del animal.
  • Compromiso con prácticas sostenibles en la producción.
  • La necesidad de capacitación continua para adaptarse a un mercado cambiante.

Las enseñanzas de su padre resuenan en su discurso: “Un buen criador no solo busca un toro perfecto, sino que también se preocupa por el futuro de la ganadería”.

Celebrando un legado que perdura

El festejo del primer Gran Campeón Macho a los 90 años es un recordatorio conmovedor de la importancia de la tradición, la dedicación y el amor por la ganadería. La familia Landívar no solo ha contribuido al desarrollo de la raza Shorthorn, sino que también ha tejido una narrativa rica en historia y pasión que se transmite a través de las generaciones.

En un mundo donde el cambio es la única constante, la historia de Miguel Angel y su familia es un faro de luz que ilustra cómo la herencia y la innovación pueden fusionarse para construir un futuro prometedor para la ganadería argentina. Así, en la Rural de Palermo, no solo se celebra un premio, sino una vida dedicada a la excelencia, un legado que continúa creciendo y resonando en los corazones de las nuevas generaciones de criadores.

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