Agustín “Rada” Aristarán: “No me quiero quedar con las ganas de otras cosas”
Un artista polifacético en constante evolución
El arte tiene muchas caras, y pocos pueden reflejar esa multiplicidad como Agustín “Rada” Aristarán. Este talentoso músico, actor y mago ha recorrido un camino singular que comenzó en su natal Bahía Blanca y ha llevado su nombre a los escenarios más renombrados. Su trayectoria es un testimonio del esfuerzo, la pasión y la voluntad de explorar diferentes facetas artísticas. Actualmente, lo podemos disfrutar en el Teatro Metropolitan en la obra Chanta, una creación de Mariano Cohn, Gastón Duprat y Juan José Becerra, bajo la dirección de Marcelo Caballero.
Las raíces del espectáculo callejero
La historia de Rada comienza a finales de los años 90, una época en la que el arte era un juego de descubrimiento más que una carrera profesional. Empezó actuando en fiestas infantiles, donde se presentó su primera oportunidad para fusionar la magia y el entretenimiento. “Cruzábamos la gorra con amigos malabaristas”, recuerda Rada, evocando tiempos de una creatividad pura y sin restricciones. La interacción con el público en la calle fue desde entonces su principal aula.
“Lo que tiene el arte callejero es la falta de convención que hay con el espectador”, afirma. Esta conexión directa, donde la atención del público no se compra, sino que se conquista, se convirtió en un desafío que lo preparó para los escenarios más grandes. Rada considera que esta experiencia fue su “escuela más importante”, formándose en un ambiente donde cada actuación debía ser una experiencia memorable.
El impacto de los grandes musicales
La carrera de Agustín Aristarán dio un giro significativo con su participación en producciones como Aladdin, Matilda y School of Rock. Estos proyectos no solo le presentaron un nuevo nivel de exposición, sino que también lo impulsaron a superarse. “No sé si me modificó, pero por supuesto me desafió”, explica Rada al reflexionar sobre su experiencia en estos grandes musicales. Para él, cada producción representó una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
El trabajo en dichos espectáculos le brindó una nueva perspectiva sobre el arte colaborativo, donde no todo depende de su talento individual. “Estar en proyectos muy grandes y de forma independiente” le dio la tranquilidad de poder compartir el escenario y la carga creativa con otros artistas. La unión de talentos y esfuerzos es fundamental en el mundo del espectáculo y, a su juicio, es una forma de enriquecer la experiencia artística.
Un camino de constantes reinvenciones
El deseo de Rada por explorar nuevas facetas es palpable en cada una de sus palabras. “No me quiero quedar con las ganas de otras cosas”, expresa con una determinación que resuena profundamente. Esta filosofía lo impulsa a seguir buscando desafíos, a salir de su zona de confort y a reinventarse constantemente. La capacidad de no conformarse es un rasgo distintivo de su personalidad artística.
Por otro lado, Rada se interesa por conectar con el público de diversas maneras, no solo a través de la actuación, sino también mediante la música y la magia. La versatilidad es su sello personal, y en cada proyecto trata de aportar algo único, que, de acuerdo con él, es una manera de mantener viva la chispa creativa. “Cada nuevo proyecto es una oportunidad para aprender y crecer”, subraya, resaltando su compromiso continuo con el arte.
La influencia del entorno y la búsqueda de nuevas experiencias
La influencia de su entorno ha sido clave en su desarrollo artístico. Rada considera que cada lugar que visita, cada persona que conoce, y cada experiencia vivida se integran en su visión del arte. “La vida misma es un espectáculo”, dice, reflejando su profunda conexión con el mundo que lo rodea. La forma en que aborda su carrera es un claro reflejo de su pensamiento: cada momento es una oportunidad, cada día un nuevo escenario.
Su búsqueda de nuevas experiencias impulsa no solo su carrera, sino que también sirve como inspiración para quienes lo siguen. Agustín “Rada” Aristarán no solo es un artista, sino un explorador incansable que se niega a aceptar límites. Su historia es una invitación a todos a atreverse a soñar, a experimentar y a descubrir lo que el arte puede ofrecer en su forma más auténtica.