Antony Beevor: “El problema con Trump es que ni siquiera él sabe lo que hará, le encanta el caos porque siente que le da poder”
Por María Gómez · 21 Jun 2025 – 07:54 PM -03 Ver perfil
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La inestabilidad de un líder: Trump en el escenario global
En el vertiginoso paisaje político del siglo XXI, el comportamiento errático de Donald Trump continúa siendo un fenómeno de estudio fascinante. La reciente entrevista con el historiador de guerras Antony Beevor ha arrojado luz sobre las complejidades de su liderazgo, así como las repercusiones que esto tiene en la política internacional y la percepción global de los Estados Unidos.
Cambios en la naturaleza del conflicto
La primera inquietud que Beevor expresa es el cambio radical en la naturaleza de la guerra. En su diálogo, menciona que la guerra ha evolucionado desde grandes maniobras en zonas abiertas hacia combates más limitados y urbanos. Esta transformación tiene implicaciones profundas en cómo los estados se preparan y responden a las crisis. Hoy, las ciudades no solo son el epicentro de la población, sino también de poder y estrategia militar.
La guerra en el siglo XXI no se asemeja a los conflictos del pasado. Encuentros como el reciente enfrentamiento entre Ucrania y Rusia subrayan esta nueva realidad. La votación de la ONU en febrero de este año, donde la administración Trump mostró apoyo a naciones tradicionalmente opuestas a Occidente, resalta un cambio de paradigma. Este tipo de alineamiento, como señala Beevor, es un fenómeno sin precedentes que desafía las normas establecidas en el ámbito internacional.
El legado de la ilusión de la paz
Reflexionando sobre el pasado, Beevor menciona la obra de Norman Angell, “La gran ilusión”. Publicado antes de la Primera Guerra Mundial, este libro argumentaba que la interdependencia económica haría imposible la guerra en Europa. Sin embargo, la historia ha demostrado que las ilusiones sobre la paz a menudo pueden ser engañosas. Las lecciones no aprendidas y la complacencia han permitido que el conflicto resurja en formas inesperadas.
Esta reflexión invita a cuestionar cómo se han gestionado las relaciones internacionales en las últimas décadas. La creencia de que la globalización garantizaría la paz ha sido desafiada por una serie de crisis que incluyen guerras, tensiones comerciales y migraciones masivas. La retórica provocadora de Trump refleja no solo una postura individual, sino un cambio más amplio en la política global que pone en duda los cimientos de la paz establecida por el orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial.
El caos como estrategia de poder
Uno de los puntos más inquietantes que Beevor establece es que Trump parece disfrutar del caos. Para él, la incertidumbre es una herramienta de poder. Esta situación no solo afecta a la política interna de los Estados Unidos, sino que tiene repercusiones globales. La falta de previsibilidad en la toma de decisiones puede desestabilizar alianzas históricas y alterar el equilibrio de poder global.
Este fenómeno se ve reflejado, por ejemplo, en la creciente tensión entre Estados Unidos y potencias emergentes como China. La forma en que Trump gestiona estas relaciones no solo impacta en la economía global, sino que también puede influir en la seguridad de aliados históricamente cercanos, como los países de América Latina.
Un futuro incierto
La interrogante que muchos se hacen es cómo navegar este nuevo escenario político. La inestabilidad que se origina del liderazgo de Trump invita a repensar las estrategias a nivel internacional. Los líderes mundiales deben estar preparados para la posibilidad de cambios abruptos en las políticas estadounidenses, lo que exige una mayor agilidad en la diplomacia y la formación de alianzas alternativas.
Con un entorno tan volátil, la comunidad internacional se enfrenta a la urgencia de adaptarse a esta nueva realidad. Las decisiones tomadas hoy pueden tener efectos duraderos en la estabilidad global. La historia nos ha enseñado que las decisiones apresuradas y las alianzas inestables pueden llevar a conflictos devastadores. Por lo tanto, la necesidad de un liderazgo firme y predecible es más crítica que nunca.