Ariana Harwicz, en shock luego de ver “Die, My Love” en Cannes: “No te deja indiferente”
Una experiencia cinematográfica que trasciende la pantalla
El pasado 17 de mayo, el Festival de Cine de Cannes se iluminó con la proyección de Die, My Love, una película que ha desatado un torrente de emociones. La autora argentina Ariana Harwicz, conocida por su obra Matate, amor, que sirve de base para este film, vivió una experiencia que la llevó a un estado de asombro y reflexión. En el contexto de este evento cinematográfico de renombre mundial, la obra de la cineasta escocesa Lynne Ramsay se presenta como un desafío radical que invita a la audiencia a cuestionarse lo establecido.
Reacciones en la sala
La proyección culminó en una ovación de pie que resonó durante nueve minutos, un testimonio del impacto que tuvo en los asistentes. Ariana Harwicz describe este momento como un fenómeno casi visceral: “Hubo mucho desconcierto, porque la película es muy radical. Hay que ver qué es radical, pero, digo, lo asocio más a Lars Von Trier que a una película convencional y clásica sobre una ruptura conyugal”. Esta comparación no solo subraya el carácter provocador de la obra, sino también su potencial para dividir a la audiencia.
La escritora relata que la sala vivió una montaña rusa emocional: “Hubo gente que lloró, gente que se tuvo que ir de la sala, gente a la que no le gustó, otra que la disfrutó enormemente”. Esta diversidad de reacciones pone de relieve la capacidad de la película para resonar en múltiples niveles y evocar respuestas profundamente personales.
Un viaje a lo inesperado
La película no es simplemente un relato visual, sino una experiencia que invita a la introspección. El Festival de Cannes marca la primera parada de un itinerario que llevará a Die, My Love a otros festivales antes de su llegada a las salas comerciales y plataformas de streaming como MUBI. La expectativa en torno a su carrera internacional es palpable, y las preguntas sobre su posible Palma de Oro y nominaciones al Oscar flotan en el aire.
Harwicz, quien ya ha visto su obra nominada al Premio Booker en 2018, sostiene que el film es “bastante fuerte”. En sus palabras, esto se traduce en un coraje artístico que desafía las convenciones del cine contemporáneo. La disposición de la cineasta para abordar temas tabúes y explorar el dolor de una ruptura, alejándose de la narrativa convencional, es precisamente lo que hace que la película sea tan impactante.
El legado de una obra literaria
La transición de la literatura al cine siempre es un terreno delicado. Ariana Harwicz se siente orgullosa de que su novela haya sido llevada a la pantalla grande, pero reconoce que la adaptación implica riesgos. “La esencia de la historia tiene que permanecer intacta, pero la visualización puede traer nuevos significados”, afirma. Esta dualidad entre la novela y su adaptación cinematográfica es un campo fértil para el análisis crítico.
El hecho de que Die, My Love esté basada en una obra literaria que ya ha resonado con una audiencia global le confiere una capa adicional de relevancia. La relación entre la palabra escrita y su representación visual se convierte en un diálogo fascinante que vale la pena explorar. “Es un proceso de resignificación”, explica Harwicz, quien se muestra esperanzada por la recepción de la película en diferentes culturas y contextos.
Una narrativa disruptiva
La obra de Lynne Ramsay se caracteriza por su enfoque audaz y su desafío a las normas narrativas tradicionales. “No te deja indiferente”, es una frase que resuena en el discurso sobre el film, encapsulando la experiencia en su totalidad. Esta película no solo expone el dolor de una separación, sino que se adentra en la complejidad de las emociones humanas, las cuales a menudo son difíciles de articular.
La narrativa disruptiva de Die, My Love no es solo un viaje a través del sufrimiento, sino también un espejo que refleja las luchas internas de cada espectador. Harwicz sugiere que este enfoque puede resultar incómodo para algunos, pero en última instancia es esta incomodidad la que invita a la reflexión y a la conversación. En un mundo donde el cine a menudo busca la complacencia, esta película se erige como un faro de autenticidad y valentía.