Caos en Londres: más de 450 detenidos en una protesta a favor de un grupo propalestino considerado “terrorista”
Por Juan Pérez · 09 Aug 2025 – 10:48 PM -03 Ver perfil
Crédito: EPA – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
Protestas y tensiones: el pulso social en el corazón de Londres
En un clima de creciente polarización política, el pasado sábado, más de 450 personas fueron detenidas durante una manifestación en la plaza del Parlamento británico en apoyo a la organización propalestina Palestine Action. Esta agrupación ha sido considerada como “terrorista” por el Gobierno laborista del Reino Unido, lo que ha suscitado un enfoque más riguroso de las autoridades frente a las movilizaciones en su nombre.
Un contexto de prohibiciones y manifestaciones
La decisión del Gobierno británico de ilegalizar a Palestine Action el pasado mes de julio ha marcado un hito en el ámbito de la ley y el orden en el país. Este grupo ha sido acusado de llevar a cabo acciones disruptivas y violentas, que incluyen el vandalismo de aviones en bases militares y el bloqueo de instalaciones de empresas de defensa. Estas actividades han llevado a que la organización sea clasificada como organización terrorista bajo la Ley de Terrorismo del año 2000.
Las consecuencias legales para quienes apoyan a este grupo son severas. Desde la proscripción, ser parte o manifestar apoyo a Palestine Action puede resultar en penas de hasta 14 años de prisión. Esta situación ha generado un entorno de miedo y confusión entre los simpatizantes de la causa palestina, quienes sienten que sus derechos de expresión están siendo amenazados bajo el peso de la ley.
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La manifestación: un grito de protesta en medio de la represión
A pesar del contexto adverso, aproximadamente entre 500 y 600 manifestantes se congregaron en la plaza del Parlamento, convocados por la asociación Defend Our Juries. Con pancartas que expresaban mensajes contundentes como “Me opongo al genocidio. Apoyo a Palestina”, los asistentes no solo buscaban visibilizar su apoyo a una causa considerada por muchos como justa, sino que también se manifestaban contra lo que perciben como una represión de la libertad de expresión.
La Policía Metropolitana de Londres, haciendo uso de su autoridad, detuvo a 466 manifestantes a lo largo de la jornada, además de realizar otras ocho detenciones por delitos adicionales, como ataques a agentes policiales. La respuesta policial ha sido objeto de crítica por parte de diversos sectores que argumentan que el uso excesivo de la fuerza puede exacerbar aún más las tensiones sociales en un contexto ya polarizado.
Reacciones políticas y sociales ante la represión
La respuesta del Gobierno laborista ha sido firme, defendiendo la proscripción como una medida necesaria para garantizar la seguridad pública. Sin embargo, críticos de esta postura advierten que la criminalización del apoyo a organizaciones como Palestine Action podría tener implicaciones a largo plazo para la salud del discurso político en el país. La posibilidad de que esta clase de prohibiciones se extienda a otras organizaciones y causas podría ser un signo de advertencia para quienes abogan por la libertad de expresión.
Por otro lado, diversos líderes sociales han llamado a una reflexión más profunda sobre el papel del Estado en la regulación de la disidencia. ¿Hasta qué punto es legítimo que un gobierno limite las voces que se oponen a sus políticas? Esta pregunta resuena en el corazón de quienes defienden el derecho a manifestarse, incluso en circunstancias adversas.
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Un futuro incierto en la lucha por los derechos palestinos
Con un panorama político de creciente tensión, resulta incierto qué dirección tomarán las movilizaciones en favor de Palestina. La prohibición de Palestine Action ha puesto de manifiesto la complejidad del debate sobre el derecho a protestar en un estado democrático, y aún más cuando esas protestas se asocian a un conflicto internacional tan cargado de emociones y posturas enfrentadas.
La situación en Londres es una microcosmos de un conflicto más amplio, donde las luchas por los derechos humanos y la autodeterminación se enfrentan a la represión y la deslegitimación. A medida que la presión social aumenta y las detenciones se multiplican, queda claro que el ecosistema político británico está en un punto de inflexión, donde las decisiones que se tomen no solo afectarán a los ciudadanos británicos, sino también a las narrativas globales sobre justicia, paz y derechos humanos.