Casi 40% de los nuevos monotributistas con asalariados encubiertos

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Por Carlos López · 22 Jul 2025 – 09:42 AM -03 Ver perfil

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El fenómeno del monotributo: un atajo hacia la informalidad laboral

En los últimos años, la figura del monotributista ha cobrado una relevancia considerable en el mercado laboral argentino. Sin embargo, un dato alarmante emerge del reciente informe de la Secretaría de Trabajo: el 37% de los nuevos monotributistas se compone de empleados en relación de dependencia del sector privado. Este panorama no solo afecta a los trabajadores, sino que también impacta en la estructura económica del país y en la sostenibilidad del sistema de seguridad social.

Una expansión engañosa del trabajo independiente

Durante la última década, el número de monotributistas y autónomos en Argentina ha crecido significativamente. En 20121,7 millones de monotributistas, y a comienzos de 2024, esa cifra se elevó a 2,5 millones. Este aumento, sin embargo, lleva consigo una mancha de informalidad que no puede ser ignorada. Muchos de estos trabajadores están, de hecho, encubriendo su naturaleza asalariada bajo el manto del trabajo independiente.

El informe de la Secretaría destaca que, al no contribuir a la seguridad social como asalariados, estos trabajadores quedan atrapados en una categoría que les niega derechos fundamentales. En lugar de tener acceso a beneficios laborales, se encuentran en un limbo que no solo perpetúa la informalidad laboral, sino que también socava la estructura del sistema de seguridad social en el país.

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Las consecuencias de la informalidad laboral

No se debe subestimar el impacto que esta forma de trabajo tiene en la vida de los individuos. Los que se inscriben como monotributistas, a menudo, lo hacen con la esperanza de una mayor autonomía o mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, el resultado es, en muchos casos, una pérdida. Al no ser reconocidos como asalariados, les son negados derechos tan básicos como:

  • Licencias por enfermedad.
  • Préstamos y créditos.
  • Acceso a jubilación y pensiones.

La falta de cobertura social no solo afecta a los trabajadores, sino que también repercute en sus familias y en la economía en general. La informalidad se traduce en menores ingresos fiscales, lo que podría comprometer la capacidad del Estado para ofrecer servicios esenciales.

Los riesgos de un sistema a la deriva

La proliferación del trabajo monotributista en vez de ser una respuesta a la crisis del empleo, parece convertirse en un síntoma de un problema más profundo. La falta de regulación y control sobre estas prácticas laborales resulta en un ciclo de precariedad que es difícil de romper. Los empleadores, por su parte, encuentran en esta modalidad una oportunidad para reducir costos laborales, evadiendo responsabilidades que son fundamentales para el bienestar de sus empleados.

Este tipo de prácticas puede dar lugar a un aumento en la desigualdad, donde solo unos pocos se benefician a expensas de una mayoría que se ve forzada a aceptar condiciones de trabajo desfavorables. Así, el trabajo independiente, que podría ser una solución a la falta de empleo, se convierte en una trampa que atrapa a muchos en un sistema de explotación.

Reflexiones sobre el futuro laboral

A medida que nos adentramos en un futuro incierto, es esencial que tanto el gobierno como las empresas reconsideren sus enfoques hacia el trabajo. La situación actual requiere de un replanteamiento que no solo busque aumentar la cantidad de monotributistas, sino que también promueva su inclusión en un sistema formal que respete sus derechos laborales y previsionales.

La mirada hacia el futuro debe ser optimista pero realista. Es posible construir un marco que permita a millones de argentinos trabajar de manera digna y reconocida. Sin embargo, el primer paso es visibilizar y cuestionar la informalidad que se esconde detrás de este fenómeno y, en consecuencia, diseñar políticas que favorezcan la formalidad, creando un entorno donde el trabajo dignifique y no esclavice.

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