El crudo relato del ataque que vivió en su casa uno de los organizadores de la Derecha Fest: “No vinieron a robar, solo quisieron matarme”
Por Juan Pérez · 30 Jul 2025 – 04:29 PM -03 Ver perfil
Imagen: Bloomberg | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
La oscura noche que dejó huellas de violencia y miedo en Villa Pueyrredón
La reciente experiencia de Andrés Mego, uno de los organizadores de la Derecha Fest, ha conmocionado a la opinión pública argentina. En la noche del 16 de julio, su hogar se transformó en un escenario de terror que reveló el lado más oscuro de la intolerancia política en un país que aún busca su rumbo. Este ataque trasciende la simple violencia; es un reflejo de las tensiones que se viven en el contexto político actual, afectando no solo a Mego, sino a toda una comunidad.
Un ataque premeditado en la intimidad del hogar
El relato de Mego es estremecedor. Al llegar a su casa en Villa Pueyrredón, jamás imaginó que esa noche se convertiría en una lucha por su vida. “No vinieron a robar, solo quisieron matarme”, afirmó rotundamente. Este testimonio sugiere que el ataque no fue un asalto común, sino un acto de violencia dirigido que persigue fines mucho más oscuros.
Las circunstancias del ataque son alarmantes. En su narración, Mego detalló cómo fue sometido por un grupo de seis personas que irrumpieron en su hogar. La violencia fue brutal: “Me pusieron de rodillas, con una bolsa de consorcio en la cara para asfixiarme. Y ahí, de rodillas, recibí el último golpe, una mancuerna de 10 kilos directo a la cabeza”, compartió. Este tipo de agresiones despiertan preguntas sobre la seguridad en los hogares y la creciente polarización en el país.
Crédito: Lehtikuva – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
El impacto de la violencia política en la sociedad actual
La situación de Mego no es un caso aislado. En un contexto donde la retórica política se intensifica, la violencia se convierte en un medio de expresión para algunos sectores. Esta clase de actos violentos no solo dejan a las víctimas con traumas físicos y emocionales, sino que también generan un clima de miedo que afecta a toda la comunidad. La sensación de inseguridad se instala, desdibujando las fronteras de la paz y la convivencia.
El hecho de que las autoridades policiales hayan identificado a dos adolescentes de 17 años en la investigación es un indicio preocupante sobre la juventud inmersa en la violencia. ¿Qué futuro les espera a estas generaciones si la violencia se normaliza como respuesta a las diferencias ideológicas?
La respuesta de la comunidad y las autoridades
El ataque a Mego ha suscitado reacciones diversas en la comunidad. Desde muestras de apoyo incondicional hasta cuestionamientos sobre el clima de hostilidad que se vive en el país. El evento político como la Derecha Fest se convierte en un escenario tenso donde las manifestaciones de apoyo a figuras como Javier Milei contrastan con la resistencia de sectores que se oponen a las propuestas libertarias.
Las autoridades locales han realizado un llamado a la calma, pero la sensación de impunidad persiste. La falta de respuestas contundentes ante estos actos de violencia genera desconfianza entre los ciudadanos. Es esencial que se tomen medidas efectivas para garantizar la seguridad de todos y condenar la violencia como un medio de resolución de conflictos.
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Reflexiones sobre un futuro incierto
La experiencia de Mego es un eco de las preocupaciones que muchos argentinos viven diariamente. La polarización política ha instalado un término de normalidad en la violencia, un fenómeno que se debe erradicar para recuperar la paz social. Es fundamental abrir espacios de diálogo donde las diferencias se discutan a través de ideas y no de agresiones.
Cuando Mego dijo: “No me robaron nada, salvo el auto que se llevaron al irse y abandonaron a las pocas horas”, subrayó que el verdadero robo está en la pérdida de la seguridad y la tranquilidad en su hogar. Esta es una realidad que no puede seguir siendo ignorada, ya que el bienestar de la sociedad depende de la capacidad de convivir a pesar de las diferencias.