El día que quisieron matar a Perón con un bombardeo sobre la Casa Rosada

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Por María Gómez · 16 Jun 2025 – 11:59 AM -03 Ver perfil

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El eco de una tragedia en el corazón de Buenos Aires

Aquel 16 de junio de 1955, Buenos Aires se encontraba bajo la sombra del caos. En un intento de derrocar al presidente Juan Domingo Perón, aviones de la Marina de Guerra iniciaron un bombardeo que marcaría un capítulo oscuro en la historia argentina. La ciudad, repleta de ciudadanos inocentes, se convirtió en un escenario de horror, donde el objetivo era eliminar no solo a un presidente, sino a toda una ideología que había transformado el país.

Los protagonistas del ataque: un ejército dividido

La operación fue llevada a cabo por un grupo de marinos, con el apoyo de un sector minoritario de la Fuerza Aérea y algunos elementos del Ejército. Este grupo estaba compuesto por antiperonistas que soñaban con un retorno a tiempos más conservadores y oligárquicos. En el aire, el mensaje era claro: “Matar a Perón” y desestabilizar su gobierno. El bombardeo fue, desde el principio, un acto de desesperación y de un odio que había estado incubándose durante años en las elites económicas del país.

Las motivaciones de estos sediciosos eran variadas. Algunos buscaban recuperar el poder perdido ante la creciente popularidad del peronismo, mientras que otros actuaban impulsados por un fervor religioso y nacionalista, que los llevaba a creer que estaban en una cruzada contra el “enemigo comunista”. Este contexto de fragmentación no solo afectaba a los líderes militares, sino que también generaba miedo en la población, que empezaba a verse atrapada en un conflicto que parecía inevitable.

El bombardeo sobre la Rosada y la Plaza de Mayo dejó un saldo de entre 300 y 400 muertos.

Crédito: AP – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias

La devastación sobre la ciudad: una jornada de horror

El bombardeo comenzó a las 12:30 y rápidamente se convirtió en un espectáculo trágico. La primera bomba detonó en la línea de un trolebús lleno de pasajeros, y la onda expansiva arrastró vidas en un instante. Para muchos, como Juan Lemos, quien viajaba en aquel trolebús, el momento quedó grabado para la eternidad. La ciudad se vio transformada en un paisaje de escombros y caos, donde las imágenes de la destrucción eran irreconocibles.

Las secuelas fueron devastadoras. En cuestión de minutos, el saldo de muertos y heridos se contaba por decenas. Se estima que un total de 400 personas perdieron la vida ese día, y miles más resultaron heridas. Este acto de violencia no solo buscaba acabar con la vida de Perón, sino que también perseguía sembrar el terror en la población. Las calles, en lugar de ser un lugar de encuentro y vida, se convirtieron en un manto de luto y desesperación.

La resistencia del pueblo: el peronismo en la adversidad

El pueblo argentino, a pesar de la ferocidad del ataque, encontró formas de resistir y luchar por su causa. Perón, aunque acorralado, logró salir vivo de la embestida gracias al apoyo de sus seguidores, quienes se movilizaron para protegerlo. Este episodio no solo evidenció la fragilidad de su gobierno, sino que también mostró la lealtad de sus bases, que estaban dispuestas a arriesgar sus vidas por un líder que representaba sus esperanzas y aspiraciones.

Esta resistencia fue un claro indicio de que el peronismo no se limitaría a una figura central, sino que había arraigado en las masas. Las organizaciones populares comenzaron a movilizarse, y los sindicatos, que habían crecido bajo el mandato de Perón, comenzaron a jugar un papel crucial en la defensa de la democracia. Su fuerza se evidenció en las manifestaciones y en la unión del pueblo, que no solo se opuso al golpe, sino que buscó reconstruir lo que se había perdido en medio de los bombardeos.

Perón y su círculo íntimo leen los diarios después de los bombardeos a Plaza de Mayo.

Foto: Zuma Press | © 2025 InfoNow Noticias

Las repercusiones históricas: un país dividido

El bombardeo del 16 de junio de 1955 fue un hito que cambió para siempre el rumbo de la política argentina. Generó un ciclo de violencia y represalias que se prolongó durante años. El retorno de la dictadura y la persecución a los peronistas se convirtió en una constante que marcaría la historia del país. Este episodio no solo fue un intento fallido de asesinato; fue el preludio de una serie de eventos que llevarían a un enfrentamiento entre distintas facciones de la sociedad argentina.

Hoy, Argentina sigue enfrentando los ecos de ese día fatídico. La lucha entre el peronismo y sus opositores ha dejado una huella indeleble en la política, y los relatos de aquellos que vivieron la experiencia del bombardeo continúan despertando la reflexión sobre las consecuencias de la intolerancia y la violencia. En cada aniversario, se recuerda no solo a las víctimas, sino también a la historia de un país que ha aprendido, a través del sufrimiento, la importancia de la democracia y la necesidad de construir puentes en lugar de muros.

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