El equilibrio no debe ser solo fiscal

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Por María Gómez · 22 Jul 2025 – 05:56 PM -03 Ver perfil

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Foto: Télam | © 2025 InfoNow Noticias

Desenmascarando la política del odio en la era digital

Hoy en día, las sociedades enfrentan un clima de polarización sin precedentes, donde la figura del enemigo se convierte en el eje alrededor del cual giran las emociones colectivas. Este fenómeno, fomentado principalmente por las redes sociales, tiene consecuencias profundas para la convivencia democrática. El actor principal es un ecosistema mediático que, en lugar de informar y enriquecer el debate, exacerba la divisoria entre “nosotros” y “ellos”, afectando a la sociedad en su conjunto.

El surgimiento de discursos polarizantes

En el contexto democrático actual, los discursos simplistas han cobrado fuerza. Desde la llegada al poder de Néstor Kirchner hasta el presente, podemos observar cómo las tensiones políticas han sido alimentadas por una retórica que se nutre del odio. La emoción ha reemplazado a la razón, creando un entorno en el que el insulto y la violencia verbal se han vuelto moneda corriente. Este fenómeno no se limita a Argentina; es un patrón observable en diversas democracias alrededor del mundo.

El conflicto con el campo en 2008 marcó un punto de inflexión en la política argentina. En aquella época, el uso de la retórica polarizadora se intensificó, y los líderes comenzaron a presentar a los opositores no como adversarios políticos, sino como enemigos a eliminar. Este cambio no solo modificó la relación entre los ciudadanos y sus representantes, sino que también impactó en la manera en que se percibía la crítica sanitaria y el ejercicio del periodismo.

Las redes sociales como catalizador de la división

Las plataformas digitales han amplificado este fenómeno, proporcionándole un megáfono a los discursos más incendiarios. En esta nueva arena, el debate racional es rápidamente opacado por mensajes que buscan generar reacciones emocionales. De acuerdo con varios estudios, el contenido que provoca emociones intensas, como la ira o la indignación, genera más interacción y visibilidad.

  • 70% de los usuarios se involucran más con contenido emocional.
  • 30% de las publicaciones que generan odio reciben más “likes”.

Este ambiente hostil se traduce en una manipulación sistemática, donde los usuarios se ven empujados a tomar partido. La polarización no solo afecta la política; se infiltra en las relaciones personales y en la forma en que se construyen comunidades, llevándonos a un ciclo de radicalización.

El papel de los líderes en la construcción del discurso

Los líderes políticos, tanto de izquierda como de derecha, han encontrado en la polarización una herramienta eficaz para consolidar su poder. Al presentar una visión del mundo donde existe un claro “bueno” y “malo”, simplifican los complejos problemas sociales y económicos que enfrentamos. En este sentido, la retórica populista se convierte en una respuesta fácil, ofreciendo soluciones simplistas a realidades multifacéticas.

La categoría del “enemigo” puede tomar diversas formas, desde “poderes concentrados” hasta “oligarquía” o “casta”. Este lenguaje no solo es atractivo, sino que también es efectivo, ya que permite a los líderes conectar emocionalmente con una población frustrada y desilusionada. La manipulación del discurso político se convierte así en un recurso habitual, donde la verdad se diluye en favor de narrativas más impactantes.

La necesidad de un nuevo enfoque en el debate público

La realidad nos exige un replanteamiento del debate público. Debemos recuperar la moderación, el respeto y la deliberación como pilares fundamentales de la democracia. En un mundo donde el discurso de odio y la polarización dominan, es crucial fomentar espacios donde se priorice la argumentación racional y la escucha activa. Solo así podremos comenzar a sanar las divisiones que nos afectan.

Las sociedades que anhelan un futuro más cohesionado deben ser capaces de identificar y resistir las narrativas que promueven la división. La construcción de un discurso más inclusivo y matizado, que reconozca la diversidad de opiniones y experiencias, es fundamental para avanzar hacia un equilibrio real que no se limite solamente a lo fiscal, sino que abarque también la salud social y la cohesión comunitaria.

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