El fast fast fashion chino que sacude a los reyes de la moda
Por Juan Pérez · 28 Jun 2025 – 11:27 AM -03 Ver perfil
Imagen: SIPA Press | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
El fenómeno Shein: una revolución textil que desafía las normas establecidas
La industria de la moda se encuentra en una encrucijada decisiva, donde un nuevo actor ha emergido con una fuerza inusitada. La firma Shein, originaria de China, ha logrado irrumpir en el mercado global enfrentándose a gigantes como Zara, H&M y Primark. Este fenómeno no solo está transformando la forma en que consumimos moda, sino que también está poniendo a prueba las normas éticas y de calidad que habían predominado en el sector por décadas.
La estrategia de precios y su impacto en el consumidor
La propuesta de Shein es sencilla pero efectiva: ofrecer prendas de moda a precios que parecen inalcanzables para la competencia. Este modelo de negocio, conocido como fast fashion, se basa en la producción en masa y la rápida rotación de diseños. En este contexto, la compañía ha establecido un juego de comparación que resulta irresistible:
- Jean de Zara: US$ 38
- Jeans de Primark: US$ 19
- Jean en Shein: US$ 11
Este tipo de comparación pone en evidencia la brecha de precios y atrae a un consumidor que busca la moda a precios accesibles. Sin embargo, detrás de esta estrategia de precios, el consumidor debe considerar un hecho crucial: la calidad de las prendas es, en su mayoría, inferior a la de sus competidores. La prenda que se ofrece a un precio irrisorio puede no durar más que una temporada, planteando así un dilema sobre el verdadero costo de la moda.
Crédito: Gamma-Rapho – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
Un impacto en la economía local y la Aduana
En Argentina, el fenómeno Shein ha encontrado un terreno fértil, especialmente en las capas más bajas de la pirámide social. Según datos de la Aduana, un notable porcentaje de los 305,000 paquetes que arribaron en el último informe eran de esta plataforma, aunque en términos de valor, aún son insignificantes en comparación con el total de importaciones, que alcanzaron los US$ 6,488 millones en mayo, lo que representa un incremento del 30% en comparación con el año anterior.
El Indec ha reportado que los envíos de Shein están clasificados en el rubro “resto”, que en mayo sumó US$ 63 millones, evidenciando un incremento del 200% respecto al año anterior. Esta tendencia podría repercutir en las marcas locales, que se ven obligadas a competir no solo en calidad sino también en precio, en un contexto donde la inflación y la incertidumbre económica son protagonistas.
La ética detrás del consumo: calidad vs. cantidad
Un aspecto que no puede pasarse por alto es la ética del consumo. El modelo de negocio de Shein se basa en una producción rápida y en muchas ocasiones, en la falta de regulaciones laborales, lo que plantea interrogantes sobre el costo humano detrás de cada prenda. Las condiciones de trabajo en fábricas chinas han sido objeto de críticas en múltiples ocasiones, lo que obliga al consumidor a cuestionar: ¿cuál es el verdadero precio de esta ‘moda rápida’?
Es fundamental que los consumidores sean conscientes no solo de lo que compran, sino del impacto que sus decisiones tienen en la industria en su conjunto. La moda rápida puede parecer una solución accesible a corto plazo, pero a largo plazo, podría costar mucho más en términos de sostenibilidad y justicia social.
La respuesta de los gigantes de la moda
Ante la irrupción de Shein, los gigantes de la moda como Zara, H&M y Primark se ven obligados a reevaluar sus estrategias. Algunas de estas empresas han comenzado a introducir líneas de productos más asequibles y a acelerar la producción para mantenerse relevantes. Sin embargo, esta respuesta podría resultar insuficiente si no se acompaña de un compromiso genuino hacia prácticas más sostenibles y éticas.
La moda está en constante evolución, y la llegada de Shein no solo ha trastocado el mercado, sino que también ha puesto en la palestra la necesidad de una reflexión más profunda sobre el consumo responsable y la calidad de lo que elegimos llevar. La pregunta que nos queda es: ¿podrán las marcas tradicionales adaptarse a este nuevo escenario sin sacrificar sus valores éticos y de calidad?