El ransomware domina el panorama de ciberataques en América Latina: 8 de cada 10 incidentes afectan al sector financiero

Por Ana Martínez · 17 Jun 2025 – 05:09 PM -03 Ver perfil

La creciente amenaza del ransomware y su impacto en el sector financiero de América Latina

América Latina enfrenta un desafío alarmante en el ámbito de la ciberseguridad, donde el fenómeno del ransomware se ha convertido en el principal riesgo para las instituciones financieras. Este tipo de ataque, que busca encriptar datos vitales para exigir un rescate, ha revelado la vulnerabilidad de una industria que, a pesar de su dinamismo, parece no estar lo suficientemente preparada para enfrentar estas amenazas. Las consecuencias de estas intrusiones son devastadoras, no solo para las entidades afectadas, sino también para la confianza de los consumidores y la estabilidad económica de la región.

Un panorama desalentador: cifras que hablan por sí solas

Un reciente estudio elaborado por la Universidad de Duke y Digi Americas ha expuesto la gravedad de la situación. Durante el año 2023, el 79% de los ciberincidentes reportados en el sector financiero latinoamericano correspondieron a ransomware, un porcentaje alarmante que supera el promedio global del 53%. Este incremento en los ataques resalta no solo la escalada de la violencia cibernética sino también la falta de medidas efectivas de prevención y respuesta.

1.498 ataques de ransomware registrados en 2023
6.048 ataques de phishing durante el mismo periodo
33 grupos cibercriminales operando en la región

Argentina: foco de atención en el mapa del delito cibernético

En el contexto de América Latina, Argentina se ha posicionado como un nuevo centro de atención en el ámbito de los ataques. Con un 10% de los incidentes exitosos, el país se sitúa detrás de Brasil, que lidera con 22%. Este dato es preocupante, sobre todo porque el impacto de estos ataques no se limita a un solo aspecto, sino que afecta la reputación, la operatividad y la confianza del consumidor en el sector financiero. OSDE, La Segunda, Ingenio Ledesma y Grupo Albanessi son solo algunas de las víctimas de esta cibercriminalidad creciente.

Los actores detrás del ataque: grupos cibercriminales a la vista

Dentro de este clima de inseguridad cibernética, los grupos CL0P y LockBit han sido identificados como los principales perpetradores detrás de los ataques en Argentina. Estas organizaciones operan de manera sofisticada, utilizando técnicas avanzadas para infiltrarse en sistemas críticos. Las técnicas de ransomware no solo son un reflejo de habilidades técnicas avanzadas, sino también de una estrategia deliberada para maximizar las ganancias a través de la extorsión.

La proliferación de estos ataques plantea una pregunta esencial: ¿qué está haciendo el sector financiero para protegerse? La respuesta, hasta el momento, es insuficiente. La falta de inversión en tecnologías de seguridad y la escasa formación en ciberseguridad son factores que no pueden ser ignorados, y que requieren una atención inmediata.

Desafíos a la vista: la falta de preparación ante el cambio

La investigación también destaca un fenómeno preocupante: el espíritu innovador y emprendedor que caracteriza a América Latina no va de la mano con una conciencia adecuada sobre la ciberseguridad. El crecimiento exponencial del comercio digital y la adopción acelerada de nuevas tecnologías han dejado a muchas instituciones financieras desprotegidas. Este desajuste representa no solo un riesgo para la estabilidad económica, sino también una oportunidad perdida para construir un futuro cibernético más seguro.

Es imperativo que las instituciones financieras de la región adopten un enfoque proactivo ante la ciberseguridad. Esto incluye no solo la implementación de tecnologías avanzadas de defensa, sino también la formación continua del personal y la creación de una cultura organizacional que priorice la seguridad digital.

La ciberseguridad ya no es un lujo, sino una necesidad. Las instituciones financieras que ignoren esta realidad corren el riesgo de enfrentar consecuencias devastadoras, desde pérdidas económicas significativas hasta un daño irreparable a su reputación. En un mundo cada vez más digital, el futuro de la seguridad financiera en América Latina depende de la capacidad de los actores involucrados para adaptarse a un panorama tecnológico en constante evolución.