Historias surrealistas: un corte de luz para Máximo y arrugue de barreras del Gordo Dan
Por Juan Pérez · 26 Jul 2025 – 09:03 PM -03 Ver perfil
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La comedia de la política en tiempos de crisis
En un escenario político cada vez más caótico, un evento tan trivial como un corte de luz puede convertirse en la metáfora perfecta de los vaivenes del poder en Argentina. En esta ocasión, Máximo Kirchner emerge como protagonista de un episodio surrealista que revela las tensiones internas del Frente de Todos. Mientras tanto, el Gordo Dan, tuitero destacado, nos recuerda que la política actual a menudo se asemeja más a un espectáculo que a una batalla ideológica real.
Un apagón que ilumina la desconfianza
El incidente que protagoniza Máximo es un claro ejemplo de cómo los pequeños eventos pueden tener repercusiones significativas en el ámbito político. Al cortar la luz en un momento crucial, busca ganar tiempo y evitar una confrontación abierta. Más que un simple truco, este acto refleja una profunda desesperación por mantener el control en medio de un clima de incertidumbre.
La situación se torna aún más interesante al observar que el apagón no solo afecta a los protagonistas del debate, sino también a la audiencia que espera atenta. Esta jugada de Kirchner se interpreta como un intento de manejar la narrativa, una estrategia que revela la frágil dinámica de poder entre los diferentes sectores del oficialismo.
El Gordo Dan y el micrófono apagado
Por otro lado, Dan Caputo se convierte en un símbolo del descontrol digital. Su intento de destapar traiciones dentro del peronismo terminó siendo un fiasco, un auténtico “arrugue de barreras” donde lo que debería haber sido un discurso impactante quedó despojado de su efectividad. La ironía de que hablara durante 20 minutos con el micrófono apagado es, sin duda, una representación de la falta de conexión entre las palabras y las acciones en la política actual.
Este episodio plantea preguntas sobre la validez de las voces que se alzan en plataformas digitales. Si bien los tuiteros como Caputo tienen el poder de influir en la opinión pública, su mensaje se diluye cuando carece de sustancia. La política 2.0 se convierte, así, en un espectáculo donde el contenido a menudo se sacrifica en aras del espectáculo.
El militante digital y la nueva lealtad
En un giro inesperado, el caso de Esteban Giavinich, un ferviente defensor de Javier Milei, pone de manifiesto las complejidades de la lealtad en el contexto político argentino. Este joven santafesino se presenta como un militante digital que, en su afán por defender a su líder, termina cayendo en el mismo juego de descalificación que critica. Su observación sobre los Menem y la “nueva casta” revela un reflejo distorsionado del pasado, donde la lealtad se confunde con la obsecuencia.
La crítica a lo que Giavinich denomina “deslealtad peronista” es irónica en sí misma, ya que su postura se asemeja mucho a lo que él denuncia. En este sentido, el mileismo se convierte en una forma de kirchnerismo camuflado; ambos movimientos comparten un nexo ideológico que, aunque negado, es innegable a la vista de los acontecimientos.
Reflejos de una política en constante transformación
El cierre de listas en Buenos Aires, con personajes como Máximo Kirchner y Gordo Dan, es un microcosmos de cómo operan las dinámicas de poder en Argentina. A medida que el país se aproxima a nuevas elecciones, la tensión se intensifica no solo en las calles, sino también en las redes sociales, donde las batallas se libran con tuits y memes. Este entorno nos obliga a reflexionar sobre el futuro de la política en un país donde la transparencia y la comunicación parecen cada vez más lejanas.
En este contexto, el surrealismo de las historias políticas se transforma en una realidad palpable, donde el humor y la tragedia se entrelazan, y donde cada corte de luz o micrófono apagado hace eco de las fricciones que marcan el pulso de nuestra democracia.