La culpa fue de Leodán: Tello, el VAR, los rumiantes del fútbol y las injusticias que también desfilan por el Mundial de Clubes
Por Juan Pérez · 19 Jun 2025 – 02:18 AM -03 Ver perfil
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El dilema del VAR y el drama del árbitro: ¿héroe o villano?
En el escenario del Mundial de Clubes, las decisiones arbitrales se han convertido en el centro de atención, eclipsando incluso el juego mismo. El VAR, esa herramienta que prometía justicia y transparencia, parece haber generado tanto admiración como controversia. En esta ocasión, el árbitro principal Leodán González ha sido el blanco de críticas tras el último partido de Boca Juniors, y el eco de esas injusticias resuena en los corazones de los aficionados que se sienten robados de la emoción del juego.
La presión sobre los árbitros: ¿un trabajo imposible?
La responsabilidad de un árbitro es inmensa. En el campo, deben tomar decisiones en fracciones de segundo y con un sinfín de elementos que pueden influir en su juicio: el comportamiento de los jugadores, la presión del público y, por supuesto, la inminente revisión del VAR. Leodán González, en su rol durante el partido inaugural de Boca, se encontró ante una situación donde un fallo pudo cambiar el rumbo del encuentro.
El árbitro vive en una realidad donde su rol se vuelve casi un acto de malabarismo. Mientras trata de aplicar su criterio, el VAR se convierte en un juez adicional que, lejos de ser un aliado, se transforma en un crítico implacable. Lo que debería ser un apoyo se convierte en una trampa que expone sus decisiones, intensificando la presión que ya es inherente a su labor. Y la frustración aumenta cada vez que se revelan fallos, ya sea por falta de comunicación o por interpretaciones erróneas de las jugadas.
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Las injusticias del juego: un análisis del partido
El partido entre Boca Juniors y Benfica sirvió como un microcosmos de las injusticias que a menudo plagan el fútbol. En esta ocasión, el gol del empate del equipo portugués llegó a través de un penal que fue casi invisible para el árbitro. Otamendi se beneficiaba de una distracción por parte de Palacios, un momento que subraya una realidad inquietante: las decisiones arbitrales, incluso con la asistencia del VAR, pueden ser profundamente subjetivas.
- Penales no sancionados en el torneo: 3
- Errores de VAR en el último mes: 5
- Decisiones controversiales en partidos clave: 7
Las estadísticas revelan que el número de decisiones discutibles no ha disminuido, lo que lleva a la pregunta crítica: ¿Es realmente efectiva la implementación del VAR? O, por el contrario, ¿se ha convertido en una herramienta que más que ayudar, complica el proceso decisional del árbitro?
El papel de los rumiantes del fútbol: una mirada al VAR
Los encargados de revisar las jugadas desde la sala del VAR, esos rumiantes que observan y analizan, parecen haber adoptado un enfoque que, en ocasiones, se aleja de la colaboración y se centra más en la crítica. En lugar de asistir al árbitro, se convierten en un espejo que refleja cada uno de sus errores, haciendo que la figura del árbitro en el campo se sienta cada vez más acorralada.
Esta dinámica puede llevar a una creciente desconfianza entre los árbitros y el equipo VAR. El concepto de solidaridad entre colegas se pone a prueba cuando se sienten más como adversarios que como aliados. La falta de comunicación y la presión acumulada pueden resultar en decisiones aún más erróneas, planteando un dilema sobre si realmente el VAR ha cumplido su propósito al elevar la calidad del arbitraje.
Crédito: DPA – Imagen exclusiva | © 2025 InfoNow Noticias
La crítica de los aficionados: entre la pasión y el descontento
Los aficionados, esos ardientes defensores de sus equipos, a menudo son los más vocales cuando se trata de cuestionar la justicia en el deporte. En el caso reciente del Mundial de Clubes, la desaprobación hacia Leodán González se ha intensificado, alimentada por el sentimiento de que el VAR no ha logrado el objetivo de eliminar la controversia. Aquellos que asisten al estadio o ven el juego desde casa sienten que un error arbitral puede robarles no solo un partido, sino la esperanza misma de un buen espectáculo.
Es un ciclo vicioso: la presión de los aficionados se traduce en un mayor escrutinio sobre los árbitros, lo que a su vez afecta la confianza de estos en sus decisiones. En medio de este torbellino, el fútbol, que debería ser un espectáculo de alegría y emoción, se convierte en un campo minado donde cada decisión se siente como una batalla en lugar de un simple momento de juego.