Modo invierno: ¿Es necesario comer más cuando hace frío?
Por Juan Pérez · 25 Jul 2025 – 05:54 AM -03 Ver perfil
Foto: AFP | © 2025 InfoNow Noticias
El apetito invernal: un fenómeno que nos envuelve
Con la llegada del invierno, el frío se convierte en un protagonista indiscutido en nuestras vidas. A medida que las temperaturas descienden, muchos experimentan un incremento en su apetito, lo que genera la pregunta: ¿es simplemente una percepción o existe una base fisiológica detrás de este fenómeno? Este cambio en las necesidades alimenticias afecta a millones de personas, desde los trabajadores que enfrentan jornadas al aire libre hasta las familias que se reúnen en casa, buscando el calor del hogar.
La termorregulación y su costo energético
El cuerpo humano, un mecanismo sofisticado, cuenta con un sistema de termorregulación que permite mantener la temperatura central entre 36 y 37 °C. Este equilibrio es fundamental para el correcto funcionamiento de todos nuestros órganos. En condiciones de frío, el organismo se ve obligado a trabajar más intensamente para conservar el calor, un proceso que requiere energía y, en consecuencia, alimentarse se vuelve una prioridad.
La energía necesaria para mantener nuestra temperatura corporal proviene de diversas fuentes, siendo la alimentación una de las más accesibles. Al ingerir alimentos, no solo obtenemos nutrientes, sino que también generamos calor a través de un fenómeno conocido como termogénesis. Este proceso permite que nuestro cuerpo reaccione al frío, proporcionando esa sensación cálida que muchos disfrutan después de una comida reconfortante.
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El impacto del clima en la alimentación
En un país como Argentina, donde el clima puede ser severo durante los meses invernales, las costumbres alimenticias se adaptan a estas condiciones. En las ciudades del sur, donde las temperaturas pueden caer a niveles extremos, la búsqueda de alimentos calóricos se convierte en un comportamiento casi instintivo. Los argentinos suelen optar por platos calóricos y consistentes, tales como guisos, empanadas y asados, que no solo son nutritivos, sino que también elevan la temperatura corporal.
- Las calorías recomendadas pueden aumentar entre un 5 y un 15% en invierno.
- El consumo de carbohidratos complejos, como el arroz y la quinoa, se intensifica en esta época.
- Las bebidas calientes, como el mate y el chocolate caliente, se vuelven imprescindibles.
La psicología del hambre en invierno
Aparte de la biología, la psicología juega un papel fundamental en nuestro comportamiento alimenticio durante el invierno. Las personas suelen asociar el frío con momentos de confort y reunión familiar, lo que puede traducirse en una mayor tendencia a comer. Esta conexión emocional con la comida puede llevar a un aumento en las ingestas calóricas, no solo por el frío, sino también por el deseo de revivir momentos agradables.
Además, el aislamiento social que muchas veces acompaña a la temporada fría puede intensificar la búsqueda de alimentos reconfortantes. Comer se convierte en una forma no solo de nutrir el cuerpo, sino de calentar el alma. Esta realidad invita a la reflexión sobre cómo nuestros hábitos de consumo son influenciados por el entorno social y emocional.
Consejos para una alimentación equilibrada en invierno
Ante este panorama, es esencial encontrar un balance entre satisfacer nuestras necesidades energéticas y mantener una dieta equilibrada. Aquí hay algunas recomendaciones que pueden ayudar:
- Aumentar la ingesta de frutas y verduras ricas en antioxidantes para fortalecer el sistema inmunológico.
- Optar por proteínas magras y granos enteros para mantener la energía sin caer en excesos.
- Hidratarse adecuadamente, ya que el frío puede disminuir la percepción de sed.
Si bien es natural sentir más hambre en invierno, es importante prestar atención a las elecciones alimenticias. El frío puede ser un aliado en la búsqueda de calor y confort, pero también puede convertirse en un desafío para aquellos que desean mantener una alimentación saludable.