Mohammed Lakhdar-Hamina, first Arab and African director to win Cannes Palme d’Or, dies aged 95
El legado cinematográfico de un pionero del cine africano y árabe
La historia del cine ha sido marcada por figuras que, a través de su arte, han desafiado las narrativas predominantes, y Mohammed Lakhdar-Hamina es sin duda uno de esos nombres insignes. A los 91 años, falleció en su hogar de Argelia, dejando tras de sí una estela de obras que no solo han entretenido, sino que también han educado y conmocionado a generaciones. Su filme más aclamado, Chronicle of the Years of Fire, no solo le valió la tan codiciada Palme d’Or en 1975, sino que también ofreció una ventana única a la lucha por la independencia de su país.
Un retrato de la lucha por la libertad
La obra que le otorgó el reconocimiento internacional, Chronicle of the Years of Fire, es un hito en la cinematografía. Este drama histórico sobre la guerra de independencia argelina, presentado en seis capítulos que abordan el periodo de 1939 a 1954, captura la esencia del sufrimiento y la resistencia del pueblo argelino. A través de una narrativa profundamente personal, el director reflexiona sobre su propia historia familiar, marcada por el dolor cuando su padre fue secuestrado, torturado y asesinado por el ejército francés.
La historia de Hamina no es solo una anécdota personal, sino un microcosmos de la lucha de un país entero. El filme retrata los efectos devastadores de la colonización francesa y la desesperación que impulsó a un pueblo a levantarse. En este sentido, la película no solo es un relato histórico, sino un acto de resistencia cultural.
Un pionero en múltiples frentes
Nacido el 26 de febrero de 1934 en M’Sila, en la región montañosa de Aurès, Hamina creció en un contexto de profunda pobreza, lo que moldeó su visión del mundo. Su trayectoria educativa comenzó en una escuela agrícola, pero fue su paso por Antibes donde se expuso a un nuevo mundo de posibilidades, incluyendo su futura esposa, con quien tuvo cuatro hijos.
El hecho de que Hamina desertara del ejército francés para unirse a la resistencia argelina es un testimonio de su valentía y compromiso con su país, un acto que, sin duda, influyó en su narrativa fílmica. Su primera película, The Winds of the Aurès, que ganó el premio a la mejor obra debut en 1967, ya mostraba un enfoque innovador al abordar temas de identidad cultural y resistencia.
La trayectoria de Hamina en el Festival de Cannes es un testimonio de su perseverancia; compitió en cuatro ocasiones con obras que desafiaron las expectativas y ampliaron los horizontes del cine africano. Su legado se siente no solo en Argelia, sino en todos los rincones del mundo donde la lucha por la libertad y la autodeterminación sigue viva.
