Revolver en los basureros para buscar comida: el día a día de los indigentes en Cuba
Por María Gómez · 21 Jul 2025 – 05:59 PM -03 Ver perfil
Imagen: Xinhua | Archivo | © 2025 InfoNow Noticias
La lucha diaria por la supervivencia en las calles de La Habana
En las calles de La Habana, la realidad de muchas personas ha tomado un rumbo desolador. La crisis económica que afecta a la isla ha llevado a que hombres y mujeres, antes trabajadores dignos, ahora busquen en basureros lo que la sociedad ha desechado. Personajes como José Fernández y José Luis Balsinder encarnan esta lucha diaria, donde la dignidad se enfrenta a la necesidad más básica: alimentarse.
Un vistazo a la vida de José Fernández
José Fernández, un hombre que se ha convertido en un símbolo de la crisis cubana, realiza su rutina diaria en un contenedor desbordado de basura. “Aquí estoy… viviendo con lo que se puede”, reflexiona mientras saca una bolsa de plástico con comida que guarda “para luego”. Esta búsqueda no es solo un acto de supervivencia, sino un recordatorio de las profundas desigualdades que enfrenta la población.
El acceso a alimentos básicos se ha vuelto un lujo. Con una pensión de 1.674 pesos cubanos (aproximadamente 13 dólares al cambio oficial), José se ve obligado a hacer malabarismos para cubrir sus necesidades. Para poner esto en perspectiva, un cartón de huevos, que podría parecer un artículo básico, le cuesta casi el doble de lo que cobra mensualmente. La cruda realidad es que la mendicidad ha proliferado, transformando a muchos cubanos en víctimas de un sistema que no logra sostenerse.
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La historia de José Luis Balsinder: un giro inesperado
En un contraste impactante, José Luis Balsinder, un ex guardia de seguridad de 56 años, comparte su experiencia. “Nunca había buscado en la basura. Pero si no lo hago, no como”, afirma con resignación. Este antiguo trabajador, que solía percibir 2.500 pesos (alrededor de 20 dólares), ha visto cómo su vida se deteriora. El costo de la vida en Cuba ha aumentado, dejando a muchos, incluidos ellos, sin opciones viables de sustento.
Como Balsinder, muchos desesperados recorren largas distancias, como los casi 50 kilómetros entre La Habana y Guanajay en busca de comida. “Si aquí no hay, imagínate allá”, dice, reflejando la desesperación que siente. La brecha entre los que tienen y los que no se ha ampliado, y los que antes podían considerarse parte de la clase media ahora enfrentan realidades más sombrías.
La creciente ola de mendicidad
El fenómeno de la mendicidad se ha convertido en un tema candente en la sociedad cubana. Con el aumento de la pobreza, se estima que la cantidad de personas en situación de calle ha crecido drásticamente. Las calles de La Habana están llenas de personas que piden limosnas o buscan en la basura, una realidad que no solo afecta a los individuos, sino que impacta la percepción social del país.
- 1.674 pesos cubanos – pensión promedio de un jubilado.
- 2.500 pesos cubanos – salario de un guardia de seguridad.
- 30 unidades – cantidad de huevos en un cartón, que cuesta el doble de una pensión.
Este aumento en la mendicidad se ha visto exacerbado por un contexto político y económico tenso. Las dificultades de acceso a alimentos, medicinas y otros bienes esenciales han llevado a una población ya vulnerable a un estado de crisis permanente. Es fundamental reconocer que detrás de cada rostro que busca ayuda se encuentra una historia, una vida marcada por circunstancias que muchas veces escapan al control de quienes las viven.
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Reflexiones sobre la dignidad humana
Las historias de José Fernández y José Luis Balsinder son solo un par de ejemplos de un fenómeno más amplio que afecta a miles en Cuba. La dignidad humana se convierte en un concepto etéreo cuando la necesidad apremia. En este contexto, la resiliencia de quienes buscan sobrevivir en un entorno hostil se convierte en un testimonio del espíritu humano. La lucha por la dignidad y la supervivencia diaria resuena en los corazones de todos aquellos que, como ellos, se ven obligados a enfrentar una realidad implacable.
La historia de Cuba no solo debe contarse a través de sus líderes o sus políticas, sino también a través de las voces de aquellos que, en medio de la adversidad, continúan luchando por un mañana mejor. En este contexto, cada acto de solidaridad se transforma en un llamado a la acción y un recordatorio de que la dignidad no debe ser nunca un lujo, sino un derecho fundamental.