¿Se ha eliminado la reforma de la gobernanza global de la agenda?
Por Ana Martínez · 25 Jun 2025 – 11:18 AM -03 Ver perfil
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La encrucijada de la gobernanza global: un debate olvidado
En un contexto internacional marcado por la polarización y la crisis de las instituciones, la propuesta de reforma de la gobernanza global se encuentra en un limbo preocupante. A medida que se aproxima el cierre de 2024, los centros de poder, como el G20 en Río de Janeiro, han dejado de lado un tema crucial que afecta principalmente a los países del Sur Global. Con la presidencia brasileña en el horizonte, esta discusión ha sido eclipsada por conflictos más inmediatos y controversiales.
El impacto de los conflictos internacionales en la agenda global
La economía mundial no se encuentra en un momento de estabilidad; la guerra comercial entre Estados Unidos y China, junto con el regreso de figuras políticas como Donald Trump, han reconfigurado las prioridades de los líderes mundiales. Este clima ha relegado a segundo plano la discusión sobre una gobernanza más equitativa, vital para los países que históricamente han sido marginados en las decisiones globales. La crisis en Ucrania y el conflicto israelí-palestino han absorbido la atención mediática y política, y la posible reestructuración del sistema internacional parece un tema lejano y abstracto.
Los países del Sur Global, que se han manifestado en favor de esta reforma, sienten las consecuencias de este desinterés. La falta de un sistema justo perpetúa la desigualdad y la injusticia, donde las decisiones tomadas en foros internacionales impactan directamente en sus economías y sociedades. ¿Es este el precio que deben pagar por ser parte de un sistema que, en teoría, debería servir a todos?
Las propuestas sobre la mesa: un camino hacia la equidad
La reforma de la gobernanza global implica una revisión profunda de las instituciones que rigen el sistema internacional, como la ONU, el Banco Mundial y el FMI. Las propuestas abogan por un cambio en la toma de decisiones, que actualmente favorece a las economías más ricas y poderosas. Entre las sugerencias más destacadas se encuentran:
- Aumentar la representación de los países en desarrollo en las instancias decisionales de estas organizaciones.
- Establecer mecanismos de financiamiento más accesibles y justos para el desarrollo sostenible.
- Fomentar políticas que prioricen la justicia social y el respeto por los derechos humanos.
Estos cambios no son meras aspiraciones, son reclamaciones legitimadas por décadas de experiencias desfavorables. El tiempo apremia, y los defensores de esta reforma argumentan que cada día que pasa sin una reestructuración equitativa contribuye a perpetuar una crisis de confianza en las instituciones internacionales.
El papel de Brasil y los BRICS en la conversación global
Bajo la presidencia brasileña, Brasil ha tomado la delantera en la defensa de estas propuestas de reforma. Como miembro clave de los BRICS, el país ha buscado crear un contrapeso a las economías del Norte Global, proponiendo diálogos que incluyan las voces de aquellos que usualmente son ignorados. Sin embargo, su éxito dependerá de la disposición de los países más poderosos a involucrarse en un debate que podría amenazar sus intereses actuales.
El desafío radica en construir un consenso cuando las tensiones globales son tan pronunciadas. A pesar de esto, Brasil ha mantenido su compromiso, intentando reanudar la discusión a través de cumbres y reuniones internacionales. La pregunta que persiste es: ¿será suficiente esta presión para que los líderes mundiales reconsideren sus prioridades?
Reflexiones finales en un entorno cambiante
La reforma de la gobernanza global no es solo un tema de política internacional; es una cuestión de justicia social y desarrollo sostenible para millones de personas en el Sur Global. A medida que nos acercamos a finales de 2024, es imperativo que la comunidad internacional reoriente su atención hacia este tema esencial. El futuro del sistema internacional depende de la capacidad de sus líderes para escuchar, aprender y actuar sobre las necesidades de todos sus miembros, sin distinción.
El desafío es monumental, pero la historia nos ha enseñado que siempre hay espacio para el cambio, siempre que haya voluntad para buscarlo. En un mundo interconectado, la falta de acción en este frente no solo perjudica a unos pocos, sino que amenaza la estabilidad de todos. Mantener viva esta conversación es, por lo tanto, un imperativo moral y político.