Sorpresiva renuncia del presidente del Senasa: tres hipótesis interrelacionadas
Por María Gómez · 28 Jul 2025 – 07:47 PM -03 Ver perfil
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Un giro inesperado en el liderazgo del Senasa
La reciente renuncia del presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agrolimentaria (Senasa), Pablo Cortese, ha generado un verdadero revuelo en el ámbito agropecuario argentino. Aunque el ex funcionario alegó “motivos personales” en su salida, las especulaciones sobre las verdaderas razones detrás de esta decisión son numerosas y complejas. Este acontecimiento no solo afecta al organismo encargado de regular la inocuidad agroalimentaria, sino que también tiene repercusiones en la cadena de producción y distribución de alimentos en Argentina.
La presión política como telón de fondo
La llegada de Javier Milei al gobierno nacional significó un cambio radical en la administración pública, llevando consigo una serie de reformas que marcaron la gestión del Senasa durante la presidencia de Cortese. En este nuevo contexto, los cambios en las políticas agropecuarias y la búsqueda de una mayor eficiencia en el organismo llevaron a una atmósfera de tensión constante.
La presión política se intensificó no solo por la necesidad de cumplir con las directrices del nuevo gobierno, sino también por las críticas de diversos sectores interesados. El discurso del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, durante la exposición de Palermo, demandó una reorganización del Senasa y del INTA, lo que refleja la inquietud del sector sobre el rumbo de la regulación agropecuaria.
Conflictos internos y externos: el caso de la vacuna antiaftosa
Uno de los elementos más polémicos en la gestión de Cortese fue la disputa en torno a la producción y distribución de la vacuna antiaftosa. En este contexto, el principal proveedor en los últimos años, Biogénesis Bagó, denunció la reciente importación de dosis por parte de Tecnovax, otro laboratorio nacional, lo que desató un intenso debate sobre la competencia y la calidad de los productos.
Esta situación hizo evidente la falta de consenso y cohesión en el ámbito agropecuario, donde las decisiones del Senasa son fundamentales para garantizar la salud animal y, por ende, la seguridad alimentaria en el país. Las críticas hacia las políticas de regulación del organismo y su dirección hacia una mayor liberalización también comenzaron a tomar fuerza, lo que pudo haber influido en la decisión de Cortese de presentar su renuncia.
Desafíos en la gestión de un organismo clave
La renuncia de Cortese pone de relieve la complejidad de liderar un organismo que no solo enfrenta desafíos internos, sino que también está en el centro de la atención pública debido a su rol en la regulación agropecuaria. Con más de 30 años de trayectoria en el Senasa, su experiencia técnica se vio confrontada por un clima político que parece privilegiar la ideología por encima de la técnica y la experiencia.
Se torna evidente que el perfil del próximo presidente del Senasa deberá equilibrar la presión política con la necesidad de mantener altos estándares en la regulación. Milei, al frente del poder ejecutivo, tendrá que considerar con mucho cuidado a quién nombrar para este puesto clave, ya que cualquier decisión será observada y evaluada por los actores del sector agroindustrial, así como por la sociedad en general.
Las repercusiones en el agro argentino
La salida de Cortese podría tener un efecto dominó en el sector agropecuario. La incertidumbre sobre la continuidad de políticas y la dirección futura del Senasa puede generar un ambiente de desconfianza entre los productores y exportadores. En un país donde el agro es uno de los pilares de la economía, cualquier cambio en la regulación podría traducirse en problemas para la inocuidad de los productos y, en consecuencia, en su competitividad en los mercados internacionales.
Además, la inseguridad en la gestión de la sanidad animal y vegetal podría impactar en la percepción que se tiene sobre Argentina como productor de alimentos. Las tensiones entre los laboratorios, los productores y el gobierno podrían hacer más difícil la tarea de garantizar que los alimentos sean seguros, tanto para el consumo interno como para la exportación.