Tres gobernadores de las principales provincias agropecuarias criticaron al Gobierno por la intervención en el INTA
La voz de la producción agropecuaria frente a un cambio incierto
La intervención del Gobierno Nacional en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha desatado una ola de críticas provenientes de diferentes sectores, entre ellos, los gobernadores de las principales provincias agropecuarias: Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Martín Llaryora de Córdoba y Axel Kicillof de Buenos Aires. Este desencanto se suma a la preocupación ya manifestada por la mesa de enlace, quienes alertan sobre una posible “motosierra” en una institución fundamental para la investigación y desarrollo del campo argentino.
La alarmante declaración de Sturzenegger
El reciente discurso del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ha encendido las alarmas en el sector agropecuario. Según Sturzenegger, el INTA cuenta actualmente con 6.000 empleados, un aumento significativo en comparación con los aproximadamente 3.000 de años anteriores, específicamente en 2003. Esta comparación plantea una inquietante pregunta: ¿realmente el INTA ha crecido en eficacia o simplemente ha expandido su burocracia?
“El INTA tiene 6.000 personas. Pero, en el año 2003 la planta era de 3.000”, destacó Sturzenegger. Esta afirmación invita a la reflexión sobre la capacidad de la institución para adaptarse a un sector que, en muchas ocasiones, necesita un enfoque más ágil y menos burocrático. El desafío radica en demostrar que el crecimiento en personal se traduce en un aumento en la calidad de los servicios ofrecidos a los productores.
La crítica desde las bases productivas
Los gobernadores han expresado su malestar no solo por la cantidad de personal, sino también por la dirección que podría tomar el INTA bajo esta nueva administración. Pullaro, Llaryora y Kicillof coinciden en que la intervención del Gobierno podría terminar erosionando la capacidad de innovación y respuesta del instituto ante las necesidades de los productores.
- Maximiliano Pullaro enfatizó que la intervención debe centrarse en potenciar el trabajo del INTA, en lugar de reducirlo.
- Martín Llaryora advirtió que la capacidad de investigación y desarrollo es fundamental para el futuro del agro argentino.
- Axel Kicillof sostuvo que el INTA debe seguir siendo un referente en la generación de conocimiento para el sector.
Estas manifestaciones reflejan un consenso entre los líderes provinciales sobre la importancia del INTA como pilar de la producción agropecuaria. El futuro del sector no puede ser un experimento político; debe ser el resultado de una planificación estratégica basada en la experiencia y el conocimiento.
Aapresid y la búsqueda de alternativas
En este contexto, la Aapresid, una asociación que agrupa a productores agropecuarios con un enfoque en la innovación y la sostenibilidad, se ha posicionado como una alternativa frente a la posible ineficacia del INTA. Los presidentes de Aapresid, Nicolás Bronzovich y María “Pilu” Giraudo, señalaron que muchos productores están optando por sistemas alternativos de financiamiento e investigación.
“Muchos productores que forman parte de Aapresid usan otro sistema, que es el sistema Chacras”, indicó Sturzenegger. En este modelo, los productores financian directamente investigaciones y contratan a profesionales del INTA cuando es necesario. Esta situación pone de manifiesto una creciente desconfianza hacia el instituto y una búsqueda de soluciones más pragmáticas.
La posibilidad de que el INTA pierda su vitalidad e influencia en el sector agropecuario es real si no se toman medidas efectivas. La colaboración entre el sector privado y el público podría ser la clave para revertir esta tendencia y fomentar un ambiente de innovación.
Conclusiones provistas por el contexto actual
A medida que el debate sobre la intervención del Gobierno en el INTA se intensifica, queda claro que la preocupación no reside únicamente en el número de empleados, sino en la capacidad de la institución para adaptarse a un sector en constante evolución. El desafío para el Gobierno es equilibrar la transformación necesaria sin sacrificar la esencia de lo que ha hecho del INTA un actor clave en el desarrollo agropecuario argentino.
Con la voz de los gobernadores resonando y la proactividad de organizaciones como Aapresid, el futuro del INTA y, por ende, del campo argentino, aún está en juego. Solo el tiempo dirá si estas críticas darán lugar a una reconsideración de las políticas actuales o si, por el contrario, la intervención seguirá su curso, dejando a la producción agropecuaria en una encrucijada.