UK swings behind Morocco’s autonomy proposal for Western Sahara

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Un giro en la política británica hacia el Sahara Occidental

La reciente visita del Secretario de Relaciones Exteriores británico, David Lammy, a Rabat ha marcado un punto de inflexión notable en la postura del Reino Unido respecto a uno de los conflictos territoriales más prolongados del continente africano. En este contexto, el apoyo británico a la propuesta de autonomía de Morocco para el Sahara Occidental revela un cambio estratégico que podría tener implicaciones significativas para la estabilidad de la región. Este artículo analiza las implicaciones de esta nueva postura, así como el contexto histórico que la rodea.

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Un cambio en la narrativa británica

Durante su visita, Lammy destacó que el plan de autonomía propuesto por Morocco en 2007 es “la base más creíble, viable y pragmática” para resolver el conflicto. Este enfoque contrasta con la posición anterior del Reino Unido, que había mantenido que el estatus del territorio disputado seguía siendo “indeterminado”. Este cambio no solo refleja un alineamiento con las posturas de otros aliados occidentales, sino que también implica un reconocimiento de la realidad sobre el terreno, donde Morocco controla la mayor parte del área.

Un elemento crucial en esta evolución es el respaldo similar que Estados Unidos dio a la reivindicación de Morocco en 2020, durante la administración de Trump. Desde entonces, Francia y España han seguido el mismo camino, creando un marco de apoyo internacional que podría fortalecer la posición de Rabat en futuras negociaciones.

La realidad en el terreno

El Sahara Occidental, con una población aproximada de 600,000 personas, es considerado un territorio no autónomo por la ONU. La complejidad de la situación se exacerba por la presencia del Frente Polisario, apoyado por Argelia, que controla partes del este del territorio y aboga por la independencia total de Rabat. Esta división territorial y política plantea desafíos significativos para cualquier intento de resolución.

  • Morocco ha propuesto un modelo de autonomía que permite cierta autogobernanza, pero bajo la soberanía marroquí.
  • El Frente Polisario sostiene que cualquier propuesta de autonomía es insuficiente y exige el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación.

La falta de consenso sobre este tema ha mantenido el conflicto en un estado de congelación, y la postura del Reino Unido podría ser el catalizador necesario para fomentar un diálogo renovado entre las partes involucradas.

Implicaciones para la política exterior británica

La decisión de Lammy de apoyar abiertamente la autonomía de Morocco también tiene consecuencias en la política exterior británica. En un mundo donde los equilibrios de poder están cambiando, este respaldo podría representar un esfuerzo por parte del Reino Unido por fortalecer sus relaciones con aliados clave en el norte de África.

Es evidente que el Reino Unido busca actuar de manera bilateral en este contexto, considerando la dimensión económica y geopolítica que implica el apoyo a Morocco. Lammy subrayó que “el Reino Unido continuará actuando bilateralmente, incluyendo económicamente y regionalmente” para respaldar la resolución del conflicto. Esta estrategia podría generar nuevas oportunidades de inversión y cooperación en diversas áreas, desde la seguridad hasta el comercio.

La voz de la comunidad internacional

La postura del Reino Unido no solo afecta a las dinámicas locales, sino que también resuena en la comunidad internacional. Al alinearse con la propuesta de autonomía de Morocco, Lammy está enviando un mensaje claro: la comunidad internacional debe ser un agente activo en la resolución de conflictos prolongados.

“El Reino Unido continuará apoyando la resolución del conflicto”, afirmó Lammy tras sus pláticas con su homólogo marroquí, indicando que el apoyo británico puede ser clave para promover un diálogo constructivo en la región.

La implicación de este respaldo británico podría ser un llamado a otras naciones para que reconsideren sus posturas, promoviendo un clima de cooperación que permita abordar no solo el Sahara Occidental, sino otros conflictos territoriales en África y más allá.

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