World faces new danger of ‘economic denial’ in climate fight, Cop30 head says

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Las nuevas fronteras de la negación económica en la lucha climática

En un mundo donde la crisis climática se intensifica, los discursos sobre la economía y el medio ambiente se han vuelto más complejos. La reciente advertencia de André Corrêa do Lago, presidente de la próxima conferencia COP30, destaca un fenómeno inquietante: un nuevo tipo de negación que no se basa en la ciencia climática, sino en la resistencia a repensar la economía para enfrentar esta crisis. Mientras las temperaturas globales siguen en aumento y los efectos del cambio climático se hacen más evidentes, la lucha por la reestructuración económica se convierte en una batalla crucial.

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La negación económica como nuevo desafío

El concepto de negación económica, según Corrêa do Lago, representa un desafío que puede ser tan pernicioso como la negativa a aceptar la realidad científica del cambio climático. Esta negación se manifiesta en la forma en que algunos sectores influyentes intentan desacreditar las políticas climáticas que buscan una transición hacia una economía baja en carbono. “Hay una nueva clase de oposición a la acción climática que se traduce en una desconfianza hacia las políticas económicas necesarias”, afirmó Corrêa do Lago.

La pregunta inquietante que surge es: ¿cómo podemos avanzar cuando las estructuras económicas existentes se aferran a un modelo que no solo es insostenible, sino que también agrava la crisis? La resistencia proviene no solo de la industria del petróleo y el gas, sino de un amplio espectro de intereses establecidos que perciben la transición como una amenaza a su poder y estabilidad.

El impacto de la crisis climática en la economía global

A medida que el cambio climático se vuelve más palpable, sus efectos se sienten en cada rincón del planeta. Desde sequías devastadoras hasta inundaciones catastróficas, los eventos climáticos extremos son un recordatorio constante de que la inacción tiene un costo. Corrêa do Lago advierte que ignorar esta realidad no es solo una falta de responsabilidad ética, sino una mala estrategia económica. “El cambio climático no es un problema aislado; es un desafío económico que necesita ser abordado urgentemente”, enfatizó.

  • Costos de eventos climáticos: Las pérdidas económicas por desastres naturales han alcanzado cifras astronómicas, y se espera que continúen en aumento si no se implementan políticas efectivas.
  • Desigualdad social: La crisis climática amplifica las disparidades económicas, afectando desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables.
  • Oportunidades de innovación: La transición hacia una economía verde puede abrir nuevas avenidas para el crecimiento y la creación de empleo, si se aborda de manera proactiva.

Desasociar la economía del cambio climático es un error

La narrativa de que la acción climática es incompatible con el crecimiento económico es uno de los mitos más peligrosos que enfrentamos hoy. Corrêa do Lago destaca que “las respuestas tienen que venir de la economía”, subrayando que la innovación y la inversión son clave para resolver la crisis. Es esencial que los líderes mundiales reconozcan que la sostenibilidad y la prosperidad no son mutuamente excluyentes.

aerial view of people working on a road in the rainforest

Las inversiones en tecnología limpia, energías renovables y prácticas sostenibles no solo son necesarias para mitigar el cambio climático, sino que también pueden convertirse en motores de crecimiento económico. La clave está en la voluntad política de cambiar el discurso y fomentar un ambiente propicio para la innovación.

La responsabilidad compartida en la lucha climática

La advertencia de Corrêa do Lago nos recuerda que la lucha contra el cambio climático no es solo tarea de los gobiernos, sino que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad. Desde las empresas hasta los ciudadanos, cada uno tiene un papel que desempeñar. “No estamos en esto solos, y la transformación de la economía debe ser un esfuerzo colectivo”, afirmó.

Las alianzas entre países, empresas y comunidades son fundamentales para desarrollar soluciones efectivas y sostenibles. Es un momento crítico para que todos los actores involucrados asuman su responsabilidad y trabajen hacia un futuro más equitativo y sostenible.

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